Seguro que habrás oído alguna vez la expresión de que eres más tramposo o liante que un vendedor de alfombras.
El significado de esta expresión la vas a poder constatar durante tu viaje por Marruecos…pues seguro que te vas a ver ante un vendedor de alfombras.
Te voy a contar mi reciente experiencia vivida durante la visita de la Medina de Tetuán, al norte de Marruecos, un enclave que quizás no sepas que está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Esta visita la realicé con unos amigos acompañados por Abdul, un guía local de Tetuán.
Si bien le avisamos de que no teníamos ningún interés en comprar alfombras, lo cierto es que si queríamos subir a la terraza del edificio que alberga una tienda con diversos productos típicos de Marruecos, cita habitual para los turistas.
Se trata de una gran casa que encierra artísticos rincones y desde cuya terraza tienes buenas vistas panorámicas de la Medina de Tetuán.
El caso es que cuando bajamos de la terraza vino a saludarnos muy atentamente y en un muy correcto español…el vendedor de alfombras, quien empezó su “actuación”.
En primer lugar, como “somos amigos”, siéntate y tómate un te.
Tras un rato de “amigable” charla, se ofrece, simplemente a modo informativo, a presentarnos la amplia gama de alfombras que tienen, detallando las peculiares características de cada una de ellos
Prepárate pues a partir de ese momento, con la ayuda de un compañero, empieza un despliegue de información, abriendo y mostrando cada uno de los distintos tipos de alfombras que tienen en la tienda.
Claro, por educación le vas a escuchar, y seguro que te entrará la curiosidad por conocer los precios de algunas alfombras, aunque sea para desistir y “cortar” la actuación del vendedor de alfombras.
Pero te darás cuenta de que estás ante un experto vendedor…pues no te va a dar los precios hasta que no termine de mostrarte toooodas las alfombras que te quiere enseñar, siempre haciendo hincapié en su gran “calidad” (tócala, tócala…)
Finalmente…llega la hora de conocer los precios, lo que se convierte en uno de los momentos estelares de su “actuación”.
Te explica cómo se dice si (na´am) y no (laa) en árabe, y a partir de ahí, de una forma frenética va recogiendo cada una de las alfombras, las cuaesl te vuelve a mostrar, y tu le has de decir na´am en el caso de querer saber su precio.
De esta manera se forman dos montones separados, el de las alfombras cuyo precio quieres saber, y el de las que desechas.
A partir de aquí, nuevo repaso al montón de alfombras por las que se supone estás interesado (en este punto del relato te recuerdo…que no queríamos comprar alfombras), y una a una te va diciendo sus precios, eso sí, siempre “precios de amigos”.
Te adelanto que son precios muy inflados, por lo que si resulta que estás interesado en alguna, aunque sea para compensar su esfuerzo vendedor, calcula que no has de pagar más de un tercio del precio que te ofrece.
Si no tienes experiencia en regatear, has de tener en cuenta que para conseguir dicho precio final, has de ofrecer uno inferior.
Si directamente le planteas tu precio final, el propio vendedor de alfombras te recordará que se trata de una negociación, por lo que te obligará a subir tu oferta, a la vez que el va bajando la suya, hasta que final llegas a un acuerdo.
Si el vendedor es muy “agresivo”, como fue nuestro caso, te puedes sentir en cierta medida forzado a la compra, por lo que sería conveniente cortar previamente la negociación, diciéndole que no tienes ningún interés en comprar, manteniéndote firme en esta posición.
Eso no impide que en buena medida aprecies la capacidad comercial y el “arte” desplegado por el vendedor de albombras.
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En resumen, dado que te apuesto a que saldrás de la tienda con alguna alfombra comprada (aunque no tengas ningún interés inicial), como consejo final es clave que no te dejes embaucar en la negociación (recuerda, no pagues más de un tercio del precio que te plantee inicialmente)…y aprovecha a elegir una alfombra que realmente te vaya a apetecer poner en tu casa.
¿Tienes tu propia experiencia con un vendedor de alfombras?
Si, tengo una experiencia y claro está, negativa. Concretaré. Me interesé por una de las alfombras que tenían expuestas, muy bonita y pregunté su precio. Me dijeron que 1000 € pero que podrían consultar si se podía rebejar y quedar en 600 €. Me la dejaron en ese precio y que les acompañara para hablar con la dueña de la tienda. Cuando les pagué, ya en otra sala, me dijeron que la iban a envolver y que en un momento la tendría perfectamente embalada. La presión del grupo que tenía prisa y que los tiempos estaban calculados me impidió hacer alguna indagación pues me pareció todo como muy montado. Ya en casa me pareció que la alfombra no era la misma pues el embalaje no lo hicieron en mi presencia. La alfombra que me “colocaron” era bonita pero no era la misma, me imagino que a todos le harían la misma operación y que las que tenían en exposición serían los “ganchos” para luego realizar el fraude. Saben que llegas con prisa y se aprovechan de ello. Recomiendo NO SEPARARSE EN NINGÚN MOMENTO DE LA PIEZA ESCOGIDA.
El viejo de mierda que me metió un alfombra casi a la fuerza, y de 80 euros la bajo a 60 euros me estafo , porque la alfombra que yo elegí no era la que me trajo cuando la entrego envuelta en papel y ya el tur tenía que salir de la tienda rápidamente, esa es la estrategia de estos sinvergúenzas que trampean a los turistas que van muy apurados , tengo la foto de la primera¨alfombra que elegí, y la otra que recibí envuelta ni se parece es de un diseño mas sencillo y seguramente mas barato, muy desagradable la forma de vender de estos personajes, fue el punto negro del paseo y no pude disfrutar de la belleza del local y los demás productos, no hay que pescarlos a estos comerciantes porque son muy desleales y no son honestos en sus tratos.