Es muy probable que si estás aquí, quieras saber la historia de Brujas.
En concreto, la historia de la ciudad que nació en un terreno pantanoso que nadie quería, y que ha llegado a convertirse en la ciudad de ambiente medieval tan espectacular que conocemos hoy en día.
Como hemos viajado tantas veces a la ciudad, hemos podido ir conociendo las distintas etapas de su historia, de forma que nos ha permitido entender bien cómo se desarrolló Brujas y cuál es la información que necesitas saber si vas a visitarla.
Brujas es, en la actualidad, una ciudad llena de palacios y edificios medievales muy bien conservados.
Toda la información al detalle
- 1 Claves de la historia de Brujas
- 1.1 Primeros Asentamientos de Brujas
- 1.2 Llegada de los Vikingos a Brujas (siglo IX)
- 1.3 Origen del condado de Flandes (siglo IX)
- 1.4 Crecimiento de Brujas y el auge comercial (siglos XI – XIII)
- 1.5 La edad dorada, declive y guerra (siglos XVI -XVII)
- 1.6 La Revolución Industrial y el Renacimiento de Brujas (siglos XIX – XX)
Claves de la historia de Brujas
La historia de Brujas comenzó en un pantanal al que llegaban los vikingos y, tras varios siglos, llegó a ser una de las ciudad comerciales más importantes del mundo.
Pero que llegase hasta nuestros días tal cual la podemos visitar hoy, en realidad es un auténtico capricho del destino, curiosamente con la ayuda de una época de decadencia sin la cual nunca se habría podido conservar tan bien.
Antes de contaros bien la historia de Brujas, os voy a dejar por aquí unos artículos que resumen lo más interesante que se puede ver hoy en día en la ciudad
- Qué ver en Brujas
- Mejores museos de Brujas
- Dónde y qué comer en Brujas
- Ciudades más bonitas qué ver en Bélgica
Primeros Asentamientos de Brujas
En el siglo IX, alrededor del año 830, el área que hoy conocemos como Brujas no existía como ciudad.
En ese tiempo, solo había una pequeña aldea formada por asentamientos celtas y romanos.
Las principales actividades económicas eran la cría de ovejas y la producción de lana que se usaba para hacer tejidos.
A pesar de la apariencia de terreno fértil, la agricultura era muy complicada debido a las frecuentes inundaciones provenientes del Mar del Norte, que dejaban los terrenos salinizados y llenos de barro.
Como dato curioso que me encantó al escucharlo, es que el nombre de la región, Flandes, deriva de la palabra germánica Flandria, que significa “terreno húmedo o pantanoso”, una descripción adecuada de la región en ese momento.
Llegada de los Vikingos a Brujas (siglo IX)
La historia de Brujas no se puede entender sin la llegada de los vikingos, lo que fue el detonante de un cambio en la ciudad.
A mediados del siglo IX, los vikingos comenzaron a realizar incursiones en la región.
Llegaron desde Escandinavia a través del Mar del Norte y navegaron por el río Sweng, adentrándose en la zona donde estaba la aldea.
Los vikingos saquearon la aldea y la llamaron Brigia, que en normando significa “pequeño puerto” o “amarradero”, ya que usaban el área para atracar sus barcos antes de saquear.
Origen del condado de Flandes (siglo IX)
Para contrarrestar las incursiones vikingas y cambiar la historia de Brujas, el rey de Francia hizo algo que la cambiaría para siempre, envió a Balduino I a proteger la región.
A cambio, le ofreció tierras en lo que entonces era un territorio lleno de barro y agua.
Balduino aceptó con la condición de casarse con Judith, la hija del rey.
Aunque entonces rey Carlos aceptó con la esperanza de que Balduino no sobreviviera al enfrentamiento con los vikingos, este último fue astuto y construyó una fortaleza en la zona conocida hoy como Plaza Burg, bloqueando el acceso a los invasores.
Aunque la fortaleza original ya no existe, queda un pequeño vestigio conocido como el “pasillo de los no ciegos”.
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Tras asegurar el territorio, Balduino secuestró a Judith, y finalmente el rey Carlos aceptó el matrimonio, entregándoles el Condado de Flandes como dote de bodas.
Este fue el inicio del desarrollo de la ciudad de Brujas y su condado.
Crecimiento de Brujas y el auge comercial (siglos XI – XIII)
A partir de los siglos XI y XII, la historia de Brujas dio un vuelco y comenzó a florecer.
Gracias a su ubicación estratégica y a la construcción de canales, la ciudad se convirtió en un importante centro comercial. El comercio de lana y tejidos prosperó, y la ciudad se expandió rápidamente.
Uno de los eventos más notables de este período fue el asesinato de Carlos el Bueno en 1127, un conde de Flandes que apoyaba a los pobres.
Fue asesinado en la Catedral de San Donaciano por la familia Erembal, una rica familia que no estaba de acuerdo con sus políticas.
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Este crimen generó una gran crisis política que llevó a la construcción de la primera muralla en Brujas en 1198 para proteger la ciudad de las constantes amenazas.
Pero no fue hasta 1298, debido al rápido crecimiento, que se levantó una segunda muralla para fortificar aún más la ciudad.
Durante este tiempo, la ciudad también desarrolló una intrincada red de puentes y canales que facilitaban el comercio y el transporte.
Para el siglo XIII, se había construido un canal defensivo de 11 kilómetros alrededor de la ciudad para asegurarla de posibles invasiones.
La edad dorada, declive y guerra (siglos XVI -XVII)
Brujas alcanzó su apogeo en el siglo XV bajo el control del Ducado de Borgoña. En este tiempo, la ciudad era un centro de comercio internacional.
Sin embargo, tras la muerte de María de Borgoña en 1482, quien había gobernado la región, la ciudad comenzó a declinar.
La historia de Brujas cambió cuando su esposo, Maximiliano de Austria, impuso fuertes impuestos a la ciudad para financiar sus guerras, lo que generó resistencia entre los ciudadanos de Brujas.
La tensión culminó cuando los ciudadanos secuestraron a Maximiliano en la Plaza del Mercado durante cuatro meses.
En un intento de presionar al duque, decapitaron a su consejero y amigo cercano, Peter Landshals, clavando su cabeza en dicha plaza, frente al lugar donde Maximiliano estaba retenido.
Aunque Maximiliano fue liberado, impuso tres castigos a la ciudad:
- Trasladó los derechos comerciales al puerto de Amberes
- Destruyó las fortificaciones de la ciudad
- Y ordenó la colocación de cisnes de cuello largo en los canales que los ciudadanos debían cuidar, como recordatorio simbólico de la ejecución de Landshals, cuyo apellido significaba “cuello largo”.
A partir del siglo XVI, Brujas entró en un período de declive.
Las tormentas bloquearon la salida al mar a través del río Sweng, lo que dificultó drásticamente el comercio.
Además, durante la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648), Brujas sufrió los efectos de las invasiones españolas y los conflictos entre católicos y protestantes.
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Estos eventos, junto con la Revolución Francesa, devastaron gran parte de la ciudad, incluido el monasterio de los Agustinos.
La Revolución Industrial y el Renacimiento de Brujas (siglos XIX – XX)
En la época de la Independencia de Bélgica en 1830, Brujas era una de las ciudades más pobres del país.
No había dinero para la modernización ni para atraer la inversión que otras ciudades experimentaban con la Revolución Industrial, y una de las principales actividades era hacer encajes.
Y no fue hasta mediados del siglo XIX cuando Brujas comenzó a experimentar un renacimiento, gracias al incipiente turismo.
Ex-soldados británicos que visitaban Bélgica después de la caída de Napoleón en Waterloo comenzaron a descubrir el encanto medieval de Brujas.
A medida que más visitantes extranjeros se enamoraban de su arquitectura y canales, el turismo comenzó a revitalizar la ciudad, transformándola en la “joya” que es hoy.
Curiosamente, el periodo de declive hizo que la ciudad quedara anclada en el tiempo y no se fueran sustituyendo los edificios antiguos por construcciones mas modernas, como ha pasado en cientos de ciudades.
De esta forma, se pudieron ir restaurando poco a poco los edificios antiguos de la ciudad, y así hoy en día Brujas mantiene un centro histórico medieval tal cual estaba hace cientos de años.
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