En México hay grandes destinos turísticos bastante conocidos, pero también hay infinidad de lugares atractivos que merecen ser descubiertos porque aportan a nuestra experiencia viajera una visión más completa del país.
Dentro de la Ruta de la Plata que estamos siguiendo por ciudades que están inscritas en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco y que, desde Ciudad de México, pasa por Querétaro, San Miguel de Allende, Guanajuato y Zacatecas, siempre es posible hacer pequeños desvíos o paradas que nos lleven a conocer otros puntos de interés.
Por ejemplo, entre San Miguel de Allende y Guanajuato hay una carretera directa que es la más conveniente si no deseamos detenernos, pero también tienes una ruta alternativa que añade apenas 20 kilómetros más y nos permite adentrarnos en la historia y la cultura de este país.
Nos referimos a la ruta que nos lleva a visitar el Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco y la ciudad de Dolores Hidalgo.
No son lugares menores, ya que el primero está declarado Patrimonio Mundial junto al casco histórico de San Miguel de Allende, y la segunda ocupa un lugar especial en este país al estar considerada el sitio de origen de la independencia de México.
De hecho, su nombre oficial completo es Dolores Hidalgo Cuna de la Independencia Nacional.
Toda la información al detalle
Visita del Santuario de Atotonilco
Atotonilco es una pequeña población de apenas 600 habitantes formada alrededor del santuario, que es uno de los ejemplos más hermosos de arte y arquitectura barroca en todo el país.
Se encuentra a 14 kilómetros de San Miguel de Allende y apenas se tarda 20 minutos en llegar.
El santuario fue construido en el siglo XVIII como un refugio que sirviera de retiro espiritual y pronto se convirtió en un lugar de peregrinaje, como sigue siendo en la actualidad.
El edificio empezó a construirse en 1740, y en apenas ocho años ya estaba prácticamente terminado; luego, con el paso del tiempo, se le fueron haciendo diferentes añadidos.
El santuario se compone de una gran iglesia y de varias capillas en las que vale la pena detenerse.
Sobre todo destacan las pinturas murales realizadas por Miguel Antonio Martínez de Pocasangre y una serie de cuadros de Rodríguez Juárez.
En el conjunto, como un santuario jesuita que es, impera la doctrina promovida por San Ignacio de Loyola pero adaptada al contexto local.
Muchos peregrinos siguen acudiendo en la actualidad para meditar y realizar ejercicios espirituales.
Los alrededores del santuario están llenos de puestos de artículos religiosos y recuerdos, pero también de puestos de comida tradicional.
Durante la visita nos contaron que hubo un tiempo en que los peregrinos llevaban coronas de espinas y se flagelaban con látigos de siete cabezas, pero en la actualidad estos extremos están prohibidos.
El santuario también ocupa un papel importante en el movimiento de la independencia nacional ya que el ejército insurgente utilizó como bandera un estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe tomado de este lugar.
Qué ver en la visita de Dolores Hidalgo
A unos 30 kilómetros del santuario se encuentra Dolores Hidalgo, una pequeña ciudad muy interesante para conocer la historia mexicana y perfecta para sumergirse en el ambiente local.
El llamado Grito de Dolores es considerado el acto que dio origen a la Guerra de Independencia de México.
Tuvo lugar en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, y por eso esta fecha se celebra cada año como el Día de la Independencia, y es la principal fiesta cívica del calendario mexicano.
No hay una única versión de los hechos que ocurrieron, pero la tradición afirma que ese día el cura Hidalgo, en compañía de otros líderes, hizo sonar las campanas de la iglesia y dirigió una arenga a los asistentes para levantarse en armas en contra del “mal gobierno”.
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Una visita a Dolores Hidalgo debe empezar en la Plaza Principal, un amplio espacio rodeado de edificios interesantes.
La parte central de la plaza es un jardín que atrae a los vecinos a lo largo del día y está presidido por una estatua de Miguel Hidalgo.
De uno de los árboles del jardín se afirma que es un retoño del llamado Árbol de la Noche Triste, bajo el que se supone que Hernán Cortés lloró cuando sus hombres fueron expulsados de Tenochtitlán en 1520.
Iglesia del Grito en Dolores Hidalgo
Lo primero que destaca en la plaza es la parroquia de Nuestra Señora de Dolores, que también es conocida como la iglesia del Grito.
Las altas torres dominan toda la población.
La campana que hizo sonar el cura Hidalgo se encuentra en la actualidad en el Palacio Nacional de Ciudad de México, por lo que la que suena ahora en el campanario es una réplica.
En el interior hay varias muestras de arte barroco religioso.
Museo de la Independencia Nacional en Dolores Hidalgo
Junto a la iglesia se encuentra el Museo Bicentenario 1810-2010, el cual, a pesar de su nombre, se centra principalmente en los primeros 100 años de México como país independiente.
Para informarse sobre todo el proceso de la independencia, es mejor dirigirse al Museo de la Independencia Nacional.
Aquí se ve claramente que ésta no fue sólo el resultado de las conspiraciones criollas de los años previos a 1810, sino también de muchas rebeliones indígenas anteriores.
Casa de Visitas en Dolores Hidalgo
En la plaza de Dolores Hidalgo también se encuentra la Casa de Visitas, una mansión de estilo plateresco con una fachada muy elaborada.
En 1810 era la vivienda de las autoridades españolas y ahora acoge al presidente de la república cuando visita Dolores Hidalgo para celebrar la fiesta nacional.
Esta visita suele hacerse durante el quinto año de su ejercicio presidencial, la cual dura seis años.
De cara a planificar tu viaje, aquí tienes amplia información con los mejores sitios que ver y visitar en México
Museo Casa Hidalgo
Otro lugar importante para la historia es el Museo Casa Hidalgo, donde vivía el protagonista principal del Grito en los años previos.
Muestra una serie de objetos personales, documentos y pinturas sobre el personaje, de quien hay que recordar que su apellido forma parte actualmente del nombre de la ciudad.
Más allá de museos e historia, una visita de Dolores Hidalgo permite sumergirnos en el ambiente local de una pequeña ciudad provinciana mexicana.
Pasear por las calles, curiosear en los comercios, sentarse en la plaza y ver el trajín diario de los vendedores de globos y los limpiabotas, comer unos tacos en un restaurante de la zona, todo forma un conjunto de sensaciones que nos permiten conocer y disfrutar de nuestro viaje.
Pero en cualquier lugar siempre hay detalles únicos o menos frecuentes, pero que sí definen el ambiente de este país.
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En Dolores Hidalgo podemos recomendar dos.
Uno es comer un helado en la plaza en algunos de los puestos con más variedad que encontraremos en todo el viaje.
Es la ocasión de probar sabores de frutas probablemente desconocidas, como el zapote o la guanábana, además de elote (maíz), mole (esas salsas especiadas típicas del país), o incluso tequila.
Una recomendación final sería la visita a la Casa-Museo José Alfredo Jiménez, donde se revisa la vida y la obra del más famoso compositor de música popular mexicana y que está abierto en su casa natal.
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