El monasterio de Santa María de Huerta, en el sureste de la provincia de Soria, es uno de las muestras más hermosas de la arquitectura cisterciense en toda España.
En la Península llegó a haber decenas de monasterios cistercienses, pero con el tiempo muchos fueron abandonados y algunos están actualmente en ruinas.
Por eso una visita a Santa María de Huerta, donde todavía florece una comunidad de monjes, es una de las mejores oportunidades para conocer la forma de vida y de arte que trajo esta orden religiosa, que tuvo mucha importancia durante siglos en distintos países europeos.
El monasterio es el centro del pequeño pueblo de Santa María de Huerta, que se encuentra a orillas del río Jalón.
Toda la información al detalle
Monasterio cisterciense Santa María de Huerta, cerca de Medinaceli
Este valle ha estado habitado desde la más remota antigüedad por las facilidades que presenta para la agricultura y por ser una excelente vía de comunicaciones.
Dónde dormir en Santa María de Huerta
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Todas las civilizaciones que han pasado por la Península han entendido que el valle del Jalón permite la mejor comunicación entre las cuencas del Ebro y el Tajo.
Por eso en esta zona hay restos de castros celtíberos, asentamientos romanos, fortalezas árabes, etc.
El ejemplo más sobresaliente es Medinaceli, que se encuentra a unos 30 kilómetros de distancia y vale la pena combinar la visita a esta histórica población soriana con la del monasterio.
Y por eso mismo es de muy fácil acceso ya que Santa María de Huerta se encuentra muy cerca de la autovía A-2; sólo hay que tomar la salida de la autovía para llegar enseguida a este monasterio.
Curiosidades historia del monasterio de Santa María de Huerta
Los primeros monjes llegaron a este lugar en 1162, donde existía una pequeña aldea llamada Huertas, que desapareció con el paso del tiempo.
Por eso el pueblo que vemos en la actualidad ha surgido alrededor del propio monasterio.
Los monjes se instalaron en un pequeño edificio y tuvieron que esperar un siglo hasta que Alfonso VIII, tras la conquista de Cuenca, propiciara la construcción de un monasterio.
Aunque se empezó a levantar en estilo románico, pronto llegaron las influencias góticas.
Y luego se siguió construyendo con otros estilos, siempre según la época en que se levantaban nuevas dependencias.
Santa María de Huerta adquirió gran importancia desde sus primeros años.
La prueba es que Rodrigo Jiménez de Rada, que fue arzobispo de Toledo y participó en la Batalla de Las Navas de Tolosa, quiso ser enterrado aquí.
Su época de esplendor corresponde a los siglos XVI y XVII, a la que corresponden buena parte de las dependencias que podemos ver en la actualidad.
Los monjes abandonaron el monasterio por la exclaustración de 1835, pero una pequeña comunidad regresó en 1930 y se mantiene en la actualidad.
Dado que en el monasterio sigue viviendo una comunidad de monjes, hay algunas partes a las que no se puede acceder, pero la visita sí puede darnos una buena idea del conjunto, de su historia y de su importancia artística y cultural.
En todo el recorrido podemos observar una de las características principales de la arquitectura cisterciense que es la sobriedad de todos sus elementos.
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Ello se ve en las piedras rectas y desnudas y en la ausencia de representaciones escultóricas, aspecto que contrasta con el gusto románico.
La razón hay que buscarla en evitar las distracciones y poder dedicarse a su objetivo declarado que es la búsqueda de Dios.
Cómo visitar y qué ver en el monasterio de Santa María de Huerta
Si llegamos con nuestro coche lo mejor es estacionar en el aparcamiento que veremos antes de llegar al monasterio.
En este lugar está la Oficina de Turismo de Santa María de Huerta, y si lo necesitas, también encuentras un cajero automático.
Lo primero que vamos a ver son las murallas que rodean el monasterio y que miden más de un kilómetro. En este conjunto destacan ocho pequeños torreones.
Esta muralla no sólo proporciona privacidad a los monjes; también es el recuerdo de que se construyó en plena frontera entre los reinos de Castilla y Aragón.
Puerta monumental en Santa María de Huerta
Para acceder al monasterio traspasamos una puerta monumental y enseguida vemos la fachada de la iglesia.
En parte está cubierta por la construcción de algunas dependencias posteriores, pero se ve perfectamente la portada del siglo XII y, encima, el gran rosetón.
A mano derecha podemos ver una buena maqueta del conjunto, que nos puede dar una idea de la distribución de los diferentes edificios que componen el monasterio.
Justo delante de la portada podemos ver los restos del nártex, el pórtico que se levantaba delante de la entrada.
La entrada se hace por el sotocoro, donde podemos ver varios retablos. Una gran reja del siglo XVIII permite que tengamos una visión de la iglesia.
Hacia la izquierda encontramos una pequeña tienda, donde podemos adquirir las entradas.
Audiovisual de la historia del monasterio
Esta visita puede comenzar, según recomiendan los monjes, viendo un audiovisual que proporciona bastante información sobre el monasterio y su historia. Se proyecta en la cilla, el almacén de grano.
La visita propiamente dicha empieza en un lateral del claustro gótico, donde vemos la entrada a la iglesia.
El templo sigue las características habituales del arte cisterciense: es de cruz latina, tiene tres naves y desde el crucero se abren las capillas.
La que destaca es la Capilla Mayor, con diferentes pinturas, algunas representando escenas de la citada Batalla de Las Navas de Tolosa, y un retablo del siglo XVIII.
También están los nichos, vacíos, de los Duques de Medinaceli.
Hay que regresar al claustro, alrededor del cual los monjes siempre han organizado su vida.
Claustro gótico de los Caballeros
Como en otros monasterios, es conocido como el Claustro de los Caballeros ya que diferentes hidalgos y ricos hombres de la zona eligieron ser enterrados a su alrededor.
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Para llegar a la entrada al claustro pasaremos junto a la Escalera Real que conduce al piso superior.
Si entramos en el claustro, veremos que la planta baja y la primera son bastantes diferentes.
La baja, del siglo XIII, es un conjunto de arcadas u ojivas de estilo gótico. La parte superior es plateresca, del XVI.
Aquí destacan los medallones que representan reyes y personajes bíblicos. También aparecen el Sol y la Luna.
Refectorio, joya artística de Santa María de Huerta
Enfrente de la entrada al claustro se encuentra la del Refectorio de los monjes, probablemente, la joya arquitectónica y el espacio más impresionante del monasterio.
Sorprende por sus grandes dimensiones y la bóveda sixpartita que cubre el conjunto.
La bóveda se apoya directamente sobre los muros mediante columnas truncadas.
Los grandes y numerosos ventanales apuntados proporcionan una magnífica iluminación. Podemos ver que las vidrieras son blancas, otra muestra de la sobriedad cisterciense, que evita las de colores.
Otra maravilla del refectorio es la escalera que conduce al púlpito, embebida en el muro.
Este refectorio es único dentro de la arquitectura de la Orden del Císter.
Este recinto es utilizado desde hace décadas para realizar conciertos, sobre todo durante el verano.
Gran cocina del monasterio
A continuación del refectorio de los monjes se encuentra la gran cocina, organizada alrededor de una monumental chimenea del siglo XIII.
Y al lado, el refectorio de los conversos o los legos, muy diferente del de los monjes.
Aquí llaman la atención las columnas románico-mudéjares y los arcos.
La visita termina en el claustro herreriano de los siglos XVI-XVII, alrededor del cual se desarrolla la vida diaria de los monjes actuales.
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En el jardín vemos dos estatuas, las de Martín de Finojosa y Rodrigo Ximénez de Rada, los dos personajes fundamentales de la historia del monasterio.
Horarios y precios visita de Santa María de Huerta
Finalmente, aquí tienes información de horarios de visita y precios de entradas en el Monasterio de Santa María de Huerta.
Mapa: cómo llegar a Santa María de Huerta
El monasterio de Santa María de Huerta se encuentra a dos horas de Madrid por la A-2, y a una hora y media de Zaragoza.
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