Qué ver en Ruta por Sierra de Ayllón (Segovia), de Riaza a pueblos negros

La Sierra de Ayllón es uno de los rincones más hermosos y, sin embargo, menos conocidos de la provincia de Segovia.

Es, por tanto, un destino perfecto para un viaje de turismo de fin de semana.

Riaza y Ayllón son las dos poblaciones más importantes de esta zona.

Ambas tienen mucho encanto, y como están sobre la carretera N-110, se llega a ellas muy fácilmente.

Están separadas por apenas 18 kilómetros, así que no hay motivo para no visitarlas si estamos por la zona.

Pero como ocurre casi siempre, hay mucho más que ver y conocer, más allá de lo evidente.

Aunque se puede llegar de Riaza a Ayllón en pocos minutos, resulta mucho más interesante desviarse por los valles que descienden de la montaña y donde se esconden pueblos con algunos tesoros inesperados inmersos en un paisaje agreste.

Esta ruta por carreteras secundarias permite descubrir una zona que vivió muy aislada durante siglos, lo que le ha permitido conservar un carácter único.

Además, por las características geológicas de la zona y, por tanto, de los materiales locales que se han utilizado históricamente para construir los pueblos, estos tienen unas dominantes cromáticas muy acentuadas que varían cada pocos kilómetros.

De Riaza a Ayllón, ruta por pueblos amarillos, rojos y negros de Segovia

Por eso a esta recorrido por carreteras secundarias entre Riaza y Ayllón se la conoce como la Ruta de los pueblos amarillos, rojos y negros.

Lo mejor que ver en Riaza

Riaza es la puerta de entrada a este universo serrano y mineral de la provincia de Segovia.

En Riaza todos los caminos conducen a la Plaza Mayor, casi perfectamente circular y muy atractiva con sus soportales de genuino carácter castellano y sus casas solariegas.

La propia estructura de la plaza tiene algo de coso taurino, y así se utiliza durante las fiestas.

El edificio del Ayuntamiento, del siglo XVIII, rompe el esquema circular de la plaza. En lo alto destaca la torre del reloj coronada por un chapitel de hierro.

Por un costado del edificio del Ayuntamiento se llega enseguida a la iglesia de Nuestra Señora del Manto, tan robusta como airosa, que guarda un Museo de Arte Sacro.

Hay que caminar por los alrededores admirando las recias casonas solariegas, blasonadas y de porte serrano.

Y también se debe aprovechar la ocasión para buscar un sitio donde comer, porque en la ruta es probable que no encontremos ningún lugar si no vamos en verano o en fin de semana.

Pueblos amarillos en Sierra de Ayllón

En Riaza hay que tomar la carretera SG-V-1111 para llegar enseguida a Alquité, y empezamos a entender la ruta de los colores.

Alquíté, pueblo amarillo en Sierra de Ayllón

Aquí los edificios tienen un tono amarillento debido a que en esta zona abundan las cuarcitas.

A primera vista podemos pensar que se podría incluir a Alquité entre los pueblos rojos, pero cuando lleguemos a ellos, veremos que estos últimos tienen un color todavía más marcado.

En Alquité  destaca la iglesia de San Pedro, situada sobre una pequeña loma, ligeramente separada del caserío.

Es de origen románico y muy sencilla, con sólo algunos detalles en la portada.

Impone por su humildad y sobriedad, y nos da una idea de lo que vamos a encontrar a lo largo de la ruta.

Aquí vemos ya una característica muy común en la arquitectura tradicional de los pueblos segovianos, y es que las tejas de los tejados están colocadas al revés de lo que es usual, con la parte cóncava hacia arriba.

Un desvío nos lleva a Martín Muñoz de Ayllón, otro caserío minúsculo donde también el edificio más destacado es la iglesia de San Martín, igualmente románica y aislada.

Hay que fijarse, pero sobre la entrada hay una talla un poco burda de una figura femenina desnuda.

Pueblos rojos en Sierra de Ayllón

Al llegar a Villacorta empezamos a entender por qué les llaman los pueblos rojos.

Villacorta, pueblo rojo en Sierra de Ayllón

Aquí la geología vuelve a mandar y el suelo abunda en arcillas y materiales ferruginosos, lo que proporciona este característico color rojizo a las construcciones.

Villacorta es un pueblo con muy pocos habitantes que, en realidad, sólo cobra vida en verano,, pero las casas están bien rehabilitadas, sacando partido a los materiales rojizos.

El conjunto es bastante atractivo y ya desde la carretera destaca con su colorido este caserío alrededor de la torre de la iglesia.

Madriguera, pueblo rojo en Sierra de Ayllón

Siguiendo por la carretera se llega a Madriguera, tal vez el pueblo rojo más espectacular.

Aquí lo que conviene es pasear tranquilamente fijándose en los detalles de la arquitectura popular.

Nos daremos cuenta de que en las casas abundan las balconadas, lo que no es muy frecuente es los pueblos serranos segovianos.

Pueblos negros en Sierra de Ayllón

No hay que acostumbrarse porque enseguida cambia la imagen de estas poblaciones y llegamos a una serie de pueblos oscuros, casi negros, de arquitectura de pizarra.

Becerril, pueblo negro en Sierra de Ayllón

Vale la pena el desvío a Becerril desde Villacorta para llegar a esta pequeña aldea por el paisaje, la soledad y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.

Otra vez hay que fijarse en los detalles pequeños, como ese alero que rodea el ábside y se apoya en canecillos con figuras muy toscas pero plenas de encanto.

Si está abierta, hay que aprovechar para ver los capiteles del arco triunfal de la nave central, con una decoración de aves y piñas.

Otros desvíos que valen la pena son los que, desde Madriguera, llevan hasta Serracín y El Muyo, otros pueblos negros donde hubo minas de pizarra y carbón y ahora hay silencio.

El Negredo, pueblo negro en Sierra de Ayllón

En El Negredo encontramos otra característica que aparece de vez en cuando por los pueblos segovianos, y es que el pueblo se agrupa alrededor de la ermita mientras que la iglesia principal está en despoblado.

La iglesia está a unos 500 metros, entre robles, encinas y jaras.

El pórtico es un añadido posterior, renacentista, a la construcción románica y sorprende por sus capiteles aunque algunos estén muy dañados.

Ruta por el río Aguisejo en Sierra de Ayllón

El río Aguisejo es el guía de la última parte de la ruta.

Si emprendemos el camino río arriba, hay que llegar hasta el final del valle, a Grado del Pico, un pueblo que parece posado sobre la propia naturaleza.

Destaca allí la iglesia, con uno de los porches románicos más hermosos de la comarca, en donde son visibles los capiteles bien conservados, aunque algunos arcos están cegados.

En los alrededores se esconden algunos de los parajes más hermosos y solitarios de la zona, entre paredes verticales de roca caliza donde parece que sólo hay silencio.

Siguiendo el río Aguisejo, de camino a Ayllón se pasa por Santibáñez de Ayllón, Estebanvela y Francos, pueblos tranquilos donde casi siempre hay una iglesia austera de trazas románicas que forman un buen conjunto con los altos árboles de ribera que flanquean el cauce del río.

Lo mejor que ver en Ayllón

Y se llega a Ayllón, una de las poblaciones con más historia de la provincia de Segovia, lo que es mucho decir.

Los arqueólogos han encontrado restos de un poblado neolítico y se sabe que aquí se han instalado arévacos, visigodos y árabes antes de que alcanzara la gloria como villa perteneciente al Señorío de Don Álvaro de Luna, uno de los nobles castellanos más poderosos del siglo XV.

Es emocionante atravesar el Arco, una de las tres puertas de la muralla, y adentrarse en este pueblo lleno de encanto.

Primero aparece la fachada gótico florida del Palacio de los Contreras, de fines del siglo XV, antes de penetrar en la Plaza Mayor, con casas de soportales sobre las que sobrevuela la espadaña de la iglesia de San Miguel.

Luego, al azar del paseo, se camina entre casas y palacios con fachadas blasonadas que hablan de tiempos espléndidos, como las Casas Consistoriales, la Casa del Águila o el Palacio del Obispo Velosillo, que ahora alberga el sorprendente Museo de arte Contemporáneo de Ayllón.

También hay varias iglesias, y del convento de San Francisco, ahora en ruinas, se dice que fue fundado por el mismísimo san Francisco de Asís.

Aquí termina la ruta por la sierra de Ayllón, aunque muy cerca todavía queda la posibilidad de detenerse en Santa María de Riaza para admirar su iglesia románica.

Está situada sobre una loma que cae sobre la planicie de la meseta. El paisaje de la sierra ya ha quedado atrás.