En nuestro recorrido por Canadá, dentro de nuestro road trip costa a costa, antes de dirigirnos a Toronto quisimos completar nuestra visita de las Cataratas del Niagara.
En el hotel donde estábamos alojados no había desayuno, por lo que decidimos darnos un buen homenaje y fuimos a un restaurante de la cadena Applebee’s, donde disfrutamos de un verdadero desayuno americano completo.
Tras acabar realmente satisfechos, fuimos de nuevo hasta las cataratas, esta vez en el lado canadiense, donde estuvimos unas tres horas paseando, maravillados por los parques y jardines que rodean las cataratas en este lado.
La vista es espeluznante, mejor que desde el lado de Estados Unidos, la riqueza de toda aquella naturaleza con tanta agua, tanta, fluyendo sin parar, litros y litros non stop. Cayendo.
En el paseo, aparte de divisar el lado americano de manera espectacular, como desde un palco, teníamos la catarata Horseshoe Falls a un par de metros, sí, a dos metros, con el agua precipitándose en toda su grandeza.
Hicimos muchas fotos de todo, del agua, de la nube de vapor que forma la catarata de la Herradura al caer, los contrastes entre el radiante sol y las nubes, la neblina, en fin, se podría haber estado allí horas y horas, … era hasta emocionante y emotivo sentir ese ruido de felicidad …
Hacía las 13 horas nos encaminamos rumbo a Toronto, a 125 km, en una nueva etapa de nuestro viaje.
Toronto, capital de la provincia de Ontario, es la ciudad más grande de Canadá, además del centro financiero de dicho país.
En el área metropolitana de Toronto viven unos 8 millones de habitantes y es considerada una ciudad global y una de las principales ciudades financieras del mundo.
La ciudad es el centro de la cultural del Canadá anglófono y es la anfitriona de muchas celebraciones nacionales.
La población es cosmopolita e internacional y es un importante destino para muchos inmigrantes a Canadá.
Toronto es la mayor ciudad del mundo en porcentaje de residentes no nacidos en el propio país: sobre un 49 por ciento de los habitantes de la ciudad no ha nacido en Canadá.
Debido al bajo índice de criminalidad, el cuidado medio ambiente y el alto nivel de vida, Toronto es considerada como una de las mejores ciudades del mundo para vivir.
Subir a la Torre CN de Toronto
La Torre CN (Canadian Nacional Tower), con sus 553 metros de altura, es un emblemático lugar de la ciudad.
Es una estructura no sostenida por cables en tierra firme, la segunda más alta del mundo. Abierta al público en 1976, está considerada como una de la maravillas del mundo moderno.
Después de comernos un hot dog y una crepe, fuímos a comprar las entradas para visitar la CN Tower de Toronto.
Antes de subir a lo alto de la misma, paseamos por el amplio interior de la base de la torre donde hay varios restaurantes, tiendas de recuerdos y salas de exposiciones y reuniones.
Tuvimos que hacer cola para acceder al ascensor, y luego subir hasta arriba muy, muy rápido.
La plataforma superior tiene dos niveles y, obviamente, una vista inmensa, lejana, clara, de todo Toronto, el lago Ontario y kilómetros de territorio alrededor.
La torre de Seattle tenía 160 metros de altura y la vista ya era bestial, pues desde aquí,… sin palabras.
Estuvimos una hora por arriba dando vueltas, mirando y disfrutando las fabulosas vistas, fotografiando el inmenso skyline de Toronto “desde arriba”.
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También miramos los murales explicativos de la torre, con la historia de su construcción, y nos colocamos encima de un lugar de la plataforma donde el suelo era transparente y la sensación que ofrece al mirar abajo es realmente de vértigo.
Aurora prefirió no ponerse sobre ese cristal que además da la sensación de que caes o puedes caer.
Lógicamente todos los críos se estiraban en ese suelo que daba a un vacío enorme tras ellos y se hacían fotos desde arriba con ese fondo infinito, en picado, tras sus caras. Buena experiencia en las alturas.
Una vez bajamos de la torre, durante unas horas paseamos por todo el gran centro downtown de la ciudad que, como esperábamos, era muy acogedor, con muchos restaurantes y pubs. Agradable paseo que aprovechamos para ir a un cajero automático, tomar algún café y visitar plazas, jardines, edificios, tiendas e iglesias de diversas confesiones religiosas.
Tras nuestra agradable visita de Toronto, nos dirigimos al hotel, ya en dirección hacia Otawa, nuestro destino del día siguiente.
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