Qué ver en una ruta por alrededores de Oaxaca (México)

Oaxaca es uno de los destinos más interesantes para visitar dentro de un viaje a México.

Su centro histórico está incluido, junto al cercano recinto arqueológico de Monte Albán, en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.

Pero además es la base para varias excursiones por los alrededores, a las que se puede dedicar dos días como mínimo.

Estas excursiones permiten conocer un México rural muy interesante.

Qué ver en los alrededores de Oaxaca

En esta zona abundan las aldeas dedicadas a diferentes formas de artesanía popular.

Además se pueden visitar iglesias en pequeños pueblos que muestran un tipo de arquitectura y decoración diferente al de los grandes templos de las ciudades importantes.

Para muchos estas iglesias pueden tener un encanto superior.

Otros atractivos pueden ser conocer la fabricación del mezcal, un elemento muy presente en la cultura popular mexicana, o admirar el que puede ser el árbol más grande del mundo.

Ruta por pueblos artesanos cerca de Oaxaca

Además de la ruta por los pueblos de artesanos que se encuentran al sur de la ciudad de Oaxaca, a los que se llega siguiendo la carretera 175, es muy recomendable dedicar otro día a buscar otros lugares interesantes y cercanos.

En este caso proponemos una excursión saliendo de Oaxaca en dirección este y teniendo como guía la carretera 190.

En el camino se descubre ese paisaje típico de México que imaginamos, con grandes cactus de diferentes formas en un terreno semiárido.

También son visibles las plantaciones de maguey que se usa para la fabricación de mezcal, una bebida muy popular en todo México.

Árbol El Tule cerca de Oaxaca

A sólo 10 kilómetros de Oaxaca encontramos Santa María del Tule, el primer lugar interesante de nuestra ruta.

En realidad es un pueblo como muchos otros, pero, sin embargo, tiene un detalle que lo hace único: el llamado Árbol de El Tule, uno de los más impresionantes que se puedan conocer en el mundo.

Sus 14 metros de diámetro lo convierten en el árbol con el tronco más grueso del mundo.

Aunque no es desde luego el más alto, es posible que sí sea el árbol más voluminoso del planeta, si bien hay dudas sobre esta afirmación, pero en cualquier caso, es un ejemplar maravilloso digno de admiración.

El árbol de El Tule es un ahuehuete, una especie de ciprés con unas medidas excepcionales, pues además de su gran diámetro, hay que tener en cuenta los 58 metros de circunferencia del tronco y los 42 metros de altura.

El tronco es muy rugoso, y muestra tantos pliegues y nudos, que el ingenio local ha encontrado semejanzas con figuras en determinados puntos concretos.

Así uno puede entretenerse buscando el león, el venado, el elefante, el cocodrilo, y un largo etcétera; los muchachos del pueblo siempre están dispuestos a señalar esas similitudes.

La iglesia de Santa María del Tule, del siglo XVII, parece minúscula a su lado.

Comparativamente la iglesia es muy nueva ya que, aunque no se conoce de forma exacta, se calcula que la edad del árbol es de un mínimo de 2000 años.

A lo largo del tiempo el árbol ha sido considerado especial, hay constancia de diferentes ritos religiosos celebrados alrededor de él, y en la actualidad es el centro de los actos festivos municipales durante el mes de octubre.

Es mencionado en una obra geográfica del siglo XVII, y desde entonces han sido muchos los viajeros que lo han descrito en sus memorias.

En 1803 el famoso naturalista Alexander von Humboldt quiso conocerlo y estudiarlo, época en la que estaría medio aislado en el campo.

Han pasado más de 200 años, pero el gran árbol sigue ahí, prácticamente sin cambios, aunque ya se sabe que se resiente del descenso de la capa freática producido por el consumo que hacen Oaxaca y las aldeas cercanas, cuya población se ha multiplicado en estos dos siglos.

La visita al árbol puede combinarse con la del mercado de Santa María de Tule, donde se puede observar el ambiente tradicional de estos lugares en las poblaciones pequeñas.

Siempre son buenos lugares para tomar un jugo natural o un cacao auténtico, además de  almorzar en los puestos que abundan.

Iglesia de San Jerónimo en Tlacochahuaya

Unos 10 kilómetros más adelante recomendamos hacer un pequeño desvío para conocer San Jerónimo Tlacochahuaya.

El principal atractivo en esta población es visitar la iglesia de San Jerónimo y el monasterio adyacente, que se construyeron en el siglo XVI.

El conjunto fue diseñado por los dominicos, pero fue construido por obreros locales, y por eso muestra una curiosa mezcla de elementos españoles e indígenas con una construcción en adobe.

Lo primero que destaca al entrar en la iglesia es que todo el interior está cubierto de pinturas murales realizadas con colorantes naturales obtenidos de plantas y minerales.

En importante destacar el retablo pero, sobre todo, su órgano del siglo XVIII, el cual ha sido restaurado hace 25 años y ahora funciona perfectamente.

Tejidos artesanales en Teotitlán del Valle

De vuelta a la carretera 190, en menos de 10 km y después de tomar otro desvío, llegamos a Teotitlán del Valle, tal vez el centro artesanal más interesante de los alrededores de Oaxaca.

Nada más entrar en la población se ven mantas, alfombras, ponchos, tapetes y sarapes colgando de las fachadas de algunas casas, lo que muestra que se trata de talleres o tiendas abiertos al público.

Lo primero que destaca es la cantidad y diversidad de diseños, desde algunos inspirados en motivos prehispánicos, a otros de la cultura moderna, además de tiras lisas de colores brillantes.

En esta zona la tradición de tejer se remonta a tiempos precolombinos y se sabe que los pueblos locales pagaban tributo a los aztecas con la entrega de tejidos.

Probablemente en Teotitlán del Valle encuentres los tejidos artesanales de mejor calidad de todo el viaje por México.

Los trabajos producidos en esta aldea se pueden encontrar en Oaxaca y Ciudad de México, pero a precios muy superiores.

Los trabajos de artistas reconocidos como Arnulfo Mendoza, fallecido en 2014, pueden valorarse en muchos miles de euros.

Es importante destacar un detalle fundamental: en Teotlitán del Valle algunos artesanos siguen produciendo tintes de manera tradicional, según técnicas centenarias, y por eso los colores son completamente diferentes de otros tejidos teñidos con anilinas y otros tintes sintéticos.

Los precios también son diferentes, pero es que estamos ante unos trabajos excepcionales que ya se hacen en muy pocos lugares del mundo.

Algunos artesanos de Teotitlán siguen usando hojas de jarilla para conseguir el verde, la barba de viejo (un musgo de árbol) o el pericón (un tipo de caléndula) para diferentes tonos de amarillo.

El alumbre de potasio, un mineral que encuentran en las montañas, se utiliza para fijar el tinte a la lana; el añil y la cochinilla, fundamentales para los azules y rojos intensos, se compran a artesanos especializados.

A diferencia de lo que se encuentra en Santo Tomás Jalieza (una aldea que se visita en la ruta de los pueblos por el sur de Oaxaca) donde las artesanas utilizan los telares de espalda, de origen prehispánico, en Teotitlán del Valle los artesanos son hombres y usan el telar de pie y pedal introducido por los colonizadores españoles.

Una diferencia fundamental entre ambos telares es que el de pie permite trabajar más rápido y obtener piezas más grandes.

Visita de una fábrica de mezcal cerca de Oaxaca

Si regresamos a la carretera 190 y seguimos en dirección este, enseguida encontraremos el Rancho El Pipe, donde se ubica la fábrica de mezcal Chagoya.

Es una de las más tradicionales y de más fácil visita en toda la zona, con cinco generaciones de la misma familia produciendo esta bebida.

Allí se pueden visitar las plantaciones y seguir todo el proceso de fabricación hasta hacer una cata de productos y comprarlos.

El momento más curioso es el de la molienda ya que todavía conservan una tahona, es decir un molino cuya de piedra se mueve por una caballería.

Esta fábrica de mezcal se encuentra a 26 kilómetros de Oaxaca, junto a la carretera 190, por lo que el viaje de regreso apenas dura una media hora.