Cada uno puede tener sus motivos para viajar a los Fiordos de Noruega, pero el principal motivo que de siempre me ha incitado a visitar esta región del país nórdico es disfrutar de sus paisajes.
Los fiordos de Noruega tienen algo especial que a la mayoría de la gente nos suscita un gran atractivo.
Y es esa combinación entre los muy verdes y frondosos paisajes de montaña que además se extienden a orillas del mar (aunque nunca sabes si realmente se trata de una zona de lagos).
El encanto de ese paisaje se completa con las escenas de casas de madera, con sus fachadas de colores diversos que salpican el paisaje y propician preciosas postales.
Esa fue la sensación que tuve durante mi reciente viaje a los fiordos noruegos al pasar un día de descanso en Balestrand, muy pequeña población del Sognefjord (el Fiordo de los Sueños).
Efectivamente, por un ajuste del programa previsto inicialmente, tras una jornada de trekking en el glaciar Jostedal, y de camino a Alesund, pasamos una mañana en la que la placidez y el disfrute del paisaje tomaron todo el protagonismo.
Sognefjord, Fiordo de los Sueños
La verdad es que coincidieron las mejores circunstancias.
Por un lado, una mañana con un sol espléndido que iluminaba todos los rincones y resaltaba los colores de las fachadas de las casas de madera de Balestrand.
Por otro lado, estar alojados en un hotel con un gran encanto, el Kviknes.
Se trata de un hotel familiar con un precioso edificio de madera, estilo “suizo”, cuyo origen se remonta al año 1752.
Regentado por la familia Kvikne desde 1877, es un hotel que tiene un encanto muy especial, en cuyas salas se muestran muy diversas obras de arte, y en el que tradicionalmente se han alojado numerosos artistas.
A orillas del fiordo, el gran edificio de madera de color blanco del hotel Kviknes se ha convertido en una de las imágenes icono de este fiordo, uno de los más extensos de Noruega.
Qué ver en Balestrand
Y, por supuesto, tener tiempo para pasar tranquilamente por Balestrand, pudiendo disfrutar del encanto de sus bonitas casas de madera, en las que los colores rojo y blanco iluminaban sus fachadas.
Todas las casas muy cuidadas, al igual que sus jardines, algo que caracteriza a un país como Noruega.
A señalar también la iglesia de madera de Balestrand, construida en 1897 a imagen y semejanza de las típicas iglesias de madera como la de Vik, también a orillas del Sognefjord, la cual tuvimos la ocasión de visitar en el mismo viaje.
Finalmente te diré que en Balestrand también tienes la posibilidad de visitar una sidrería, donde a partir de su producción de manzanas elaboran diversas variedades de sidras con originales sabores.
Aquí tienes más información de las actividades de verano en los Fiordos Noruegos.
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