Qué ver y hacer en Escalona (Toledo): castillo y muralla medieval

Situada sobre un promontorio que domina el curso del río Alberche, Escalona es una de las villas históricas más interesantes de la provincia de Toledo.

Su atractivo monumental es el resultado de una larga historia en la que jugó un papel importante durante varios siglos.

El castillo y la muralla son los recuerdos más evidentes de este pasado glorioso.

Escalona también es conocida por las playas fluviales que bordean el Alberche a su paso por la población.

Estas zonas de baño son muy frecuentadas en verano por los vecinos y también por excursionistas de Madrid, ya que se encuentra a apenas 90 kilómetros de la capital.

Curiosidades historia Escalona en Toledo

Se puede decir que la historia de Escalona empezó hace casi mil años.

En el siglo XI esta comarca fue conquistada por Alfonso VI en su avance hacia Toledo.

Durante un par de siglos el valle del Tajo fue una tierra de frontera por lo que los lugares estratégicos debían estar bien fortificados.

Escalona fue uno de los más importantes durante la Baja Edad Media.

En el siglo XIII, Escalona fue entregada al infante don Manuel, hermano del rey Alfonso X el Sabio.

Aquí nació el hijo más famoso del infante, don Juan Manuel, uno de los escritores más importantes de la literatura medieval castellana, conocido sobre todo por su obra El conde Lucanor.

Pero además de su faceta literaria, don Juan Manuel tuvo una actividad muy destacada en la política de la época.

Escalona volvió a poder del rey de Castilla, y a mediados del siglo XV, Juan II la donó a don Álvaro de Luna, condestable de Castilla, que la convirtió en la capital del señorío más importante del reino.

Los primeros marqueses de Villena siguieron haciendo del palacio de Escalona uno de los centros de poder de Castilla.

Con el tiempo, esta comarca dejó de tener tanta importancia política y quedó un poco relegada al olvido.

Qué ver y hacer en la visita de Escalona en Toledo

En la actualidad, una visita a Escalona tiene algo de descubrimiento de una época pasada.

Y en los días calurosos este recorrido por la historia puede combinarse con un descanso refrescándose en las playas del Alberche.

Castillo de Escalona

Al llegar a Escalona, lo primero que llama la atención es el castillo que domina los alrededores.

Se trata de una compleja obra de arte militar tan bien construida, que nunca fue conquistada, a pesar de que sufrió varios asedios.

Por un lado se aprovecha de la caída vertical del risco donde se levanta.

Por la parte de pendiente más suave, la fortaleza presenta una muralla muy recia y una serie de torres albarranas que eran un buen sistema de defensa en esa época.

También hay un segundo anillo defensivo con un muro más bajo y un foso muy profundo. La entrada se cerraba con un puente levadizo.

El palacio que se encuentra en el interior del castillo es de propiedad privada y no puede visitarse.

Muralla medieval de Escalona

Enfrente del castillo, al otro lado de la carretera de acceso a Escalona, se encuentra la villa histórica de Escalona.

Todavía conserva buena parte de su muralla medieval con algunas de sus puertas, y se dice que el trazado de las calles sigue el mismo diseño desde finales de la Edad Media.

Arco de San Miguel en Escalona

De todas las entradas, la más vistosa es la del Arco de San Miguel.

Se abre en el punto en el que la muralla era más alta y más gruesa, lo que se debe a que se encuentra en la parte más llana y, por tanto, la que había que defender mejor.

Ahora ha desaparecido, pero delante de la puerta había una estructura con tres arcos que reforzaba la defensa y añadía un punto de ostentación y representatividad.

Sobre la muralla, encima del arco de la puerta, se levanta la torre de la iglesia de San Miguel, lo que convierte a este lienzo de muralla en algo realmente inusual y atractivo.

Iglesia de San Vicente en Escalona

Al atravesar la puerta, que en realidad es un corto túnel debido al grosor de la muralla, se llega a la iglesia de San Vicente.

Es la más destacada de Escalona, aunque no tan imponente como podíamos imaginar teniendo en cuenta la importancia histórica de la población y la serie de señores que vivieron en el castillo.

Ello se debe a que, en los primeros tiempos, Escalona se organizó en cuatro barrios, por lo que tenía cuatro iglesias pequeñas en lugar de una grande.

En algún momento se quiso construir una gran colegiata que estuviera a la altura del señorío, pero las obras fueron abandonadas muy pronto y ahora sólo se conserva una de los cuatro templos originales.

Sin embargo, conviene rodear completamente la iglesia y advertir que sus cuatro lados son completamente diferentes, resultado de las continuas ampliaciones hechas con el tiempo.

A partir de aquí conviene pasear sin rumbo por las callejuelas.

Plaza del Infante Don Juan Manuel en Escalona

En realidad, el centro histórico es tan pequeño, que siempre encontraremos cualquier lugar que busquemos.

Si seguimos todo recto, según atravesamos la puerta de la muralla, acabaremos llegando a la plaza del Infante Don Juan Manuel, que es el centro de la vida de Escalona desde el siglo XV.

No es una plaza monumental, pero sí muy interesante.

Varios de los edificios siguen manteniendo sus soportales apoyados sobre columnas de granito.

Es un reflejo de la arquitectura medieval que propiciaba así lugares protegidos en la plaza para dedicarse al comercio protegidos de las inclemencias del tiempo.

Uno de los laterales de la plaza está ocupado por la Casa del Concejo. En su fachada destacan unas imponentes columnas con capiteles.

Pertenecieron al patio de honor del castillo, construido por Don Álvaro de Luna, y fueron trasladadas en el siglo XIX.

Lazarillo de Tormes en Escalona

En la plaza se encuentra una pintura sobre azulejos que representa uno de los episodios más famosos de El lazarillo de Tormes, que sucede en este mismo lugar.

Se trata del engaño de Lázaro a su maltratador amo ciego, al que le hace creer que tiene que dar un salto para salvar un arroyo, y lo que hace es golpearse contra una de las columnas de los soportales.

Es el lance que le libera de su primer amo y le lleva a iniciar la serie de aventuras que narra el libro.

Siguiendo con el recorrido hay que buscar otro lienzo de muralla y, junto a él, un mirador desde donde se ve el buen enclave elegido para el castillo sobre el risco que domina el Alberche y las llanuras que se extienden hacia el sur.

Se distingue muy bien una parte de las playas fluviales y del bosque de ribera que flanquean el río.

Ruta literaria en Escalona

Al recorrer las calles destacan algunos detalles que no habría que perderse.

Uno es una ruta literaria que puede seguirse gracias a unos paneles que nos recuerdan diferentes obras literarias relacionadas de alguna manera con Escalona.

Desde los más evidentes, como El conde Lucanor y El lazarillo de Tormes, a las obras de Alfonso X el Sabio, Santa Teresa de Jesús y Juan de Mena.

Pinturas Murales en Escalona

Otro aspecto de Escalona que es difícil pasar por alto es el de las numerosas pinturas murales que aparecen en diferentes tapias y fachadas.

En ellas encontramos referencias a episodios históricos y literarios, pero también un homenaje al cine clásico y las mujeres lavanderas, o un recuerdo al lugar que ocupa esta población en uno de los Caminos de Santiago.