Qué ver y hacer en islas Phi Phi (Tailandia), escenario de “La playa”

En el sur de Tailandia se encuentran algunas de las islas más bellas del mundo.

Las playas de arena blanca, la vegetación tropical y las formaciones rocosas que surgen del mar de color turquesa generan un paisaje espectacular y muy atractivo.

Si a eso se añade el buen clima y unas instalaciones hoteleras de primera, no es de extrañar que sean un destino fundamental a la hora de preparar un viaje a Tailandia.

Y para muchos. las islas más espectaculares de todas son las Phi Phi.

Islas Phi Phi Don y Phi Phi Leh en Tailandia

Son dos islas —Phi Phi Don y Phi Phi Leh— bastante pequeñas que se encuentran a muy poca distancia una de la otra.

Phi Phi Leh no está habitada, por lo que sólo es accesible en excursiones desde Phi Phi Don, donde se encuentran todas las instalaciones turísticas.

Las peculiares condiciones geológicas de esta zona han creado un paisaje muy especial, donde las formaciones rocosas de caliza se erosionan y dan lugar a cuevas y farallones muy vistosos.

Los palmerales que ocupan las partes llanas de las islas, más la vegetación que aprovecha cualquier resquicio en los precipicios, añade un punto de belleza singular al conjunto.

No es de extrañar que en esta zona se hayan rodado muchas películas aprovechando los paisajes de ensueño.

Dónde están y cómo llegar a las islas Phi Phi

Las islas Phi Phi se encuentran en el mar de Andamán, a unos 40 kilómetros al sur de Krabi y a 48 al este de Phuket, lugares desde donde e puede acceder a las mismas.

El viaje en barco es parte del atractivo. Al cabo de una hora y media o dos horas de viaje aparece en el horizonte la silueta oscura de la isla de Phi Phi Don.

Poco a poco se van destacando las formas de estos precipicios de piedra caliza que se hunden en el mar y todo adquiere los tonos de un paisaje irreal, como si perteneciera a un tiempo antiguo.

A medida que el barco se acerca, se empiezan a distinguir los detalles.

Cómo se formaron los farallones de las islas Phi Phi

De las paredes verticales de roca viva surge la vegetación enmarañada y parece un lugar inaccesible, y a pocos metros de los farallones el perfil se dulcifica y hay lomas suaves cubiertas de terciopelo verde, y trazos blancos en la orilla, la promesa de playas acogedoras.

Estas extrañas formaciones de piedra caliza, de paredes verticales, se han formado durante millones de años por la lluvia y una lenta disolución química.

Hace unos 12000 años, con la subida del nivel del mar, muchas de estas colinas que estaban en el continente se convirtieron en islas y crearon el extraordinario paisaje de la bahía de Phang Nga, así como el de los alrededores de Krabi, al borde del mar de Andamán.

Como ya hemos dicho, es posible que Phi Phi Don sea la isla más hermosa de todo este espejismo de piedra y agua.

Como la explicación geológica para la creación de estas islas se conoce desde hace poco tiempo, la tradición oral también ofrece otras explicaciones.

Las leyendas recuerdan las aventuras del príncipe Phaya Nak, el Señor de las Aguas, que viajó desde la India hacia Oriente a través del océano en busca de una hermosa princesa que lo esperaba.

En el camino luchó contra un ejército de gigantes a los que arrojaba al mar después de vencerlos, donde quedaban petrificados.

Se trata de un mito de origen hindú que ha sido asimilado por las poblaciones budistas y musulmanas de la zona.

Qué ver y hacer en las islas Phi Phi de Tailandia

Sea como sea, la llegada en barco a Phi Phi Don es espectacular, con el atraque en el muelle de Ao Don Sai, junto a una larga playa.

A la izquierda —hacia el oeste—, la isla brota del mar con unos farallones de roca oscura de más de 300 metros de altura que surgen directamente de las aguas. El contraste de color con el color azul turquesa luminoso del mar es impresionante.

A la derecha, las pendientes son más suaves, y todo se cubre de bosque tropical. Parecen dos islas diferentes.

Y bien pudieran serlo, ya que ambas mitades sólo están unidas por una estrecha lengua de arena de apenas un kilómetro de longitud.

Sus habitantes, de hecho, hablan de las dos partes como islas diferentes: Koh Nawk (“isla Exterior”), en la parte occidental, y Koh Nai (“isla Interior”), en la oriental.

Phi Phi Don es ahora un destino turístico importante, así que no hay que pensar que uno se dirige a un paraíso solitario.

Pero durante siglos, Phi Phi Don y tantas otras eran islotes perdidos, habitados esporádicamente por los chao ley, la “gente del mar”, un pueblo que vagabundea desde hace siglos por la costa occidental de la península Malaya dedicados a la pesca y a la búsqueda de perlas.

Tal vez algunas de estas islas, poco conocidas y con innumerables cuevas, fueran refugios de los piratas que, en tiempos no tan lejanos, infestaban estos mares.

Los chao ley siempre han vivido como nómadas de las islas, y son conocidos por sus dotes para bucear a grandes profundidades sin ningún equipo, a pulmón libre, ayudados con piedras para sumergirse más fácilmente.

Tal vez no sean los pobladores originarios de las islas, porque en los millares de cuevas que las horadan se han descubierto numerosas pinturas prehistóricas, algunas con más de 3.000 años de antigüedad.

Hoteles en islas Phi Phi de Tailandia

Koh Nawk, la parte occidental de Phi Phi Don, es tan agreste que está deshabitada. Koh Nai, en cambio, está completamente dedicada al turismo, que encuentra en sus playas un refugio al sol en el que olvidarse del mundo.

En esta parte se encuentran alojamientos de todo tipo, desde cabañas muy básicas a hoteles boutique de primera categoría.

Pero sigue sin haber una sola carretera en toda la isla, y para recorrerla sólo queda caminar por senderos dibujados entre la vegetación o tomar una piragua de motor.

Todavía quedan algunas playas ocultas que sólo son accesibles desde el mar.

Los submarinistas vienen atraídos por los corales de fácil acceso, la excelente visibilidad y las grandes bandadas de peces ángel, mariposa o papagayo, por las rayas, las anguilas y algunas especies de tiburones.

Excursión a Phi Phi Leh, escenario de “La playa”

Una de las actividades que no pueden faltar en una estancia en Phi Phi Don es una excursión a la isla gemela Phi Phi Leh, que está a muy poca distancia.

Es un islote rocoso de altas murallas que caen a pico, un lugar hermoso, extraño, deshabitado.

En sus cuevas anidan los vencejos, y desde hace siglos los chao ley acuden durante unos meses al año a recoger los nidos, que son una de las delicias de la gastronomía china.

Para ello deben escalar a grandes alturas por lianas y estructuras de bambú con el fin de recoger, arriesgando la vida, los preciados tesoros que pueden alcanzar precios altísimos.

Y de la misma manera que cuando bucean en busca de perlas se encomiendan a los espíritus del mar, antes de escalar elevan ofrendas a los de las cuevas. Si no lo hicieran, piensan, sería como robarles.

Al navegar alrededor de Phi Phi Leh se distinguen las entradas de varias grutas, y una de ellas se puede visitar, pero la mayoría no son accesibles y, dado el alto coste de los nidos, su ubicación normalmente se guarda en secreto.

Pero los visitantes extranjeros van en busca de un tesoro diferente, de la belleza singular de este islote.

Hay un momento en el que la piragua entra por un desfiladero en una laguna que no era posible sospechar que existiera, lugar que sirvió de escenario a las películas La playa, con Leonardo di Caprio, y La isla de las cabezas cortadas, con Geena Davis.

Parece un espejismo: una playa al borde del agua, rodeada de precipicios.

El lugar es tan hermoso que ha atraído la atención de los visitantes y ha empezado a sufrir las consecuencias de su propia belleza.

Es un enclave pequeño y delicado que habría que conservar, por lo que al llegar allí hay que seguir escrupulosamente todas las medidas de conservación del medio ambiente que nos impongan.

Sin duda vale la pena cuidar de este lugar tan especial.