Cómo visitar y qué ver en Teotihuacán, ciudad inca en México: horarios, precios

Teotihuacán es considerado el recinto arqueológico más importante de todo México.

Para muchos es el más impresionante y el más enigmático y, por ello, el más atractivo.

Probablemente fuera la ciudad más poblada de Mesoamérica en la época precolombina y el centro de una civilización que perduró durante casi un milenio, y en la actualidad es, desde luego, uno de los lugares más recomendables para incluir en un viaje a México.

No es de extrañar que la Unesco lo incluyera en el listado del Patrimonio Mundial.

Teotihuacán está situado a unos 50 kilómetros de Ciudad de México, por lo que es la mejor excursión posible de medio día o de un día desde la capital.

El ambiente que rodea el lugar es muy diferente al que encontramos al visitar las ciudades mayas —como Chichén Itzá o Tulum—, muchas de ellas rodeadas de denso bosque tropical, o la misma Monte Albán, engarzada en un panorama grandioso.

Sin embargo, su solemne monumentalidad creada por las enormes dimensiones de las pirámides la convierte en un espacio único.

Curiosidades de la historia de Teotihuacán

Cuando los aztecas llegaron al Valle de México a principios del siglo XIV en su mítica peregrinación, descubrieron los restos abandonados de esta gran ciudad.

Les parecieron tan enormes que los consideraron obra de seres divinos, y por ello le dieron el nombre que ahora conocemos: Teotihuacán, el “Lugar donde fueron creados los dioses”.

Los aztecas continuaron su camino en busca de un lugar propicio para levantar su capital, lo que hicieron en el lugar donde ahora se levanta la Ciudad de México, pero siempre regresaron a Teotihuacán como destino de peregrinación.

Buena parte de la historia de Teotihuacán sigue rodeada de misterio, pues ni siquiera se sabe cuál era su nombre, ni el de la civilización que la construyó.

La ciudad debió de cobrar importancia alrededor del año 200 antes de nuestra era, alcanzando su apogeo entre el 350 y 650.

Es probable que en ese tiempo fuera una ciudad más extensa que la Roma imperial.

Su influencia cultural y política se extendía a lugares muy apartados entre sí, siendo evidente en algunas ciudades mayas.

Hasta donde se conoce, la ciudad tenía unos 36 kilómetros cuadrados de extensión, y la zona monumental que en la actualidad se visita apenas ocupa el 10 por ciento.

Aunque en un principio los arqueólogos pensaron que Teotihuacán fue el centro ritual y económico de una civilización pacífica. el descubrimiento de numerosos restos de sacrificios humanos están cambiando esta impresión inicial.

Una característica de muchas construcciones de Teotihuacán, sobre todo las pirámides, es que fueron concebidas con el principio conocido como talud-tablero en el que se alternan secciones inclinadas (talud) con otras horizontales (tablero).

El trazado urbano de Teotihuacán responde a un criterio perfectamente concebido que se articulaba alrededor de dos grandes avenidas que se cruzaban de manera perpendicular.

Una de ellas, la que corre de norte a sur, es la llamada Calzada de los Muertos, que une los principales lugares monumentales y es el eje de cualquier recorrido.

Qué ver en la visita de Teotihuacán

Como es normal en este tipo de visitas, conviene ir bien preparado para pasar varias horas caminando en un paraje con muy pocas sombras.

Buen calzado, agua y protección solar (sombrero, gafas y cremas) harán más agradable la experiencia.

El lugar dispone de varias entradas, pero normalmente se accede por la Puerta 1, la más cercana a la parada de autobuses.

Templo de Quetzalcóatl en Teotihuacán

Desde la Puerta 1 se llega al extremo sur de la Calzada de los Muertos, y el edificio que se ve justo enfrente es el Templo de Quetzalcóatl, uno de los más interesantes de todo el recinto.

Se trata de una pirámide que muestra una profusa decoración en sus cuatro costados con numerosas representaciones de serpientes emplumadas.

El Templo de Quetzalcóatl, también conocido como Pirámide de la Serpiente Emplumada, se encuentra dentro de un conjunto conocido como la Ciudadela.

Sus grandes dimensiones y su situación central, cerca de donde se cruzaban las dos avenidas principales, permiten suponer que funcionaba como residencia de gobernantes y sacerdotes.

Se sigue entonces hacia el norte por la Calzada de los Muertos, flanqueada por los restos de palacios, en la que sin duda debió de ser una de las avenidas más frecuentadas y bulliciosas del mundo antiguo.

Este paseo, en cualquier caso, está dominado por la imponente presencia de las pirámides del Sol y la Luna.

Pirámide del Sol en Teotihuacán

La Pirámide del Sol está a mano derecha de la calzada.

Es una de las más grandes del mundo, sólo superada por la de Keops en Egipto y la de Cholula en México.

Tiene 65 metros de altura y 225 de ancho y fue construida a mediados del siglo II de nuestra era sobre una gruta natural que probablemente formara parte de un santuario primitivo.

En Mesoamérica las pirámides se construían poco a poco, en diferentes fases, de manera que una pirámide cubría una anterior más pequeña.

Sin embargo, esta Pirámide del Sol fue construida de una sola vez, lo que permite suponer que la ciudad vivía un periodo de esplendor que posibilitaba emprender proyectos de esta magnitud.

A pesar del nombre que se le da ahora, los arqueólogos creen que estaba dedicada al culto a Tláloc, el dios de la lluvia.

En su época de esplendor probablemente estuviera pintada de color rojo, lo que proporcionaría una imagen realmente impresionante.

La subida es muy empinada, pero vale la pena por las vistas del conjunto arqueológico y sus alrededores.

Museo de la Cultura Teotihuacana

Antes de llegar a la pirámide, un camino sale de la Calzada de los Muertos y se dirige al Museo de la Cultura Teotihuacana.

La entrada está incluida en el conjunto y muestra una buena colección de piezas y frescos, además de una maqueta que permite hacerse una idea muy buena del conjunto.

También tiene un jardín escultórico, un jardín botánico y una zona de descanso donde tomar un refresco.

El final de la Calzada de los Muertos está dominado por la Pirámide de la Luna.

Para llegar a ella se atraviesa la Plaza de la Luna, uno de los espacios más importantes de la ciudad, el cual está delimitado por 13 estructuras, un número fundamental en el calendario mesoamericano.

Antes de subir a la Pirámide de la Luna recomendamos desviarse al Palacio de Quetzalpapalotl y el Patio de los Jaguares, que toma su nombre de unos murales con representaciones de felinos que hacen sonar caracolas emplumadas.

Subir a la Pirámide de la Luna en Teotihuacán

La subida a la Pirámide de la Luna es otro de los momentos especiales de la visita.

La estructura es más pequeña, pero al estar situada en un terreno más elevado, al final casi alcanza la misma altura.

Ahora no se puede subir hasta la cima pero sí hasta la mitad de la altura.

La vista sigue siendo magnífica, con toda la Calzada de los Muertos que se inicia a sus pies y se pierde en la distancia.

Desde aquí se aprecia un alineamiento perfecto con la punta de la Pirámide del Sol y la cumbre del cerro que cierra el horizonte.

Palacios de Teotihuacán

Éste es un buen lugar para dar por concluida la visita, aunque hay muchos más puntos de interés situados fuera del recinto principal; son una serie de palacios que tienen una muy buena colección de pinturas murales que completan la sensación de que Teotihuacán es mucho más que las pirámides.

Los llamados palacios en realidad eran grandes edificios en donde habitaban varias familias con algunas zonas comunes que incluían patios y templos.

Al oeste se encuentran los palacios de Tetitla y de Atetelco.

Sin embargo, si sólo se tuviera tiempo para visitar uno de ellos, recomendamos el palacio de Tepantitla, que se encuentra al este del conjunto y al que se accede por la Puerta 4, entre las dos pirámides.

Aquí destaca la pintura mural más famosa de Teotihuacán, conocida como el Paraíso de Tláloc.

Bajo la presencia poderosa del dios de la lluvia un grupo de figuras se bañan, se echan la siesta, pescan, bailan y cazan mariposas.

Una idea del paraíso que no parece muy alejada de la imaginada por otras culturas en lugares y épocas muy diferentes y distantes de la antigua Teotihuacán.

Cómo llegar y visitar Teotihuacán

La forma más cómoda de visitar Teotihuacán es en una excursión organizada que incluya recogida en el hotel o en un lugar cercano, y en la que estarás acompañado por un guía en español.

Si crees que quieres estar más tiempo de lo habitual, puedes viajar por libre desde Ciudad de México.

Los autobuses salen de la Terminal del Norte y el trayecto dura una hora aproximadamente.

También hay autobuses turísticos que salen desde la estación de metro de Indios Verdes.

Finalmente, tienes la posibilidad de alojarte en la población de San Juan Teotihuacán, a unos dos kilómetros de la zona arqueológica, para poder acceder al recinto a primera hora sin madrugar.

Horarios visita de Teotihuacán

Los horarios para visitar la zona arqueológica de Teotihuacán son, todos los días del año, entre las 9 y las 17 horas.

Los museos y exposiciones suelen cerrar media hora antes.

Precios entradas en Teotihuacán

El precio de la entrada para visitar Teotihuacán es de 75 pesos por persona (poco más de 3 €).

Los domingos la entrada es gratis para los nacionales mexicanos por lo que es el día más frecuentado.