Al preparar el último viaje a Grecia había varios lugares que despertaban mucho nuestra curiosidad, uno no de ellos era Monemvasía, y ahora podemos decir que merece la pena desviarse para conocerlo.
El interés de la aldea medieval fortificada de Monemvasía empieza por su propia ubicación, en una extraña isla que está casi pegada al continente, pero también atrae por su arquitectura y su historia.
El conjunto ahora está muy bien restaurado, por lo que es una delicia recorrerlo lentamente.
Varias de las casas se han convertido en hoteles con encanto, restaurantes, cafés y tiendas.
Toda la información al detalle
Monemvasía, pueblo con encanto en Peloponeso
Por todo ello no dudamos en recomendar la visita a Monemvasía a la hora de preparar un viaje de turismo por el Peloponeso, en Grecia.
Seguro que se convierte en una de las etapas inolvidables del recorrido.
Monemvasía se asoma a la costa oriental del Peloponeso, y una cierta lejanía la aparta de los itinerarios más conocidos de esta parte meridional de Grecia.
Por eso no se ha convertido en uno de los destinos estrella de esta península hasta hace relativamente pocos años, si bien ahora es uno de los lugares más encantadores de toda Grecia.
Dónde está y cómo llegar a Monemvasía en Peloponeso
Monemvasía se encuentra en un islote que es una inmensa peña de unos 150 metros de altura y paredes muy verticales, que está conectado con el continente por una carretera.
Lo curioso es que la pequeña aldea medieval fortificada de Monemvasía no es visible desde la costa ya que se esconde tras el inmenso promontorio que ocupa la isla, en la parte más alejada del continente.
Su nombre explica su ubicación ya que proviene de moné embasis, “una entrada” en griego.
Otra curiosidad sobre el nombre es que dio origen al de malvasía ya que este tipo de vino se exportaba principalmente desde este puerto.
Frente a Monemvasía, en la parte continental, se encuentra Gefira, una pequeña población moderna en la que hay bastantes alojamientos y restaurantes, una opción más económica para los visitantes aunque probablemente con menos encanto.
Curiosidades historia de Monemvasía
Gran parte del interés de Monemvasía se debe, además de su peculiar situación geográfica, a su larga historia.
La población fue fundada en el año 583 por el emperador bizantino Mauricio como lugar de refugio para la población de la zona que sufría los ataques de diferentes pueblos bárbaros.
Los primeros habitantes de Monemvasía se instalaron en la parte superior del promontorio, que es relativamente plano y una verdadera fortaleza natural.
El lugar vivió su momento de esplendor a partir de la segunda mitad del siglo XIII, cuando los privilegios comerciales otorgados por el emperador Miguel VIII Paleólogo lo convirtieron en un importante puerto por el que pasaba todo el comercio entre Constantinopla y el Mediterráneo occidental.
En esta época Monemvasía se convirtió en el principal puerto de Mistra, la capital de Morea, como era conocido el Peloponeso en esa época.
Un lugar tan importante fue asediado en numerosas ocasiones y por aquí pasaron mercenarios catalanes, enviados papales, la armada veneciana y, por supuesto, los ejércitos otomanos.
En 1821 fue la primera ciudadela liberada por los insurgentes griegos.
Sin embargo, en los años 70 del siglo XX esta pequeña población estaba prácticamente abandonada y en ruinas.
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Pero un intenso proceso de reconstrucción y renovación, muy bien realizado con materiales y estilos tradicionales, ha permitido preservar la unidad del conjunto y convertirlo en uno de los pueblos más atractivos de Grecia.
Qué ver en la visita de Monemvasía en Peloponeso
Las peculiares condiciones de su emplazamiento hacen que podamos dividir Monemvasía en una ciudad alta y otra baja, en lo alto de la roca y al borde del mar, respectivamente.
La vía de acceso natural es desde Gefira y continuando por la carretera hasta la entrada occidental de la muralla.
Luego veremos que la ciudad está rodeada por tres lados por una recia muralla. Por el lado norte, no es necesaria ya que la mole rocosa sirve como protección.
En temporada alta lo mejor es venir caminando desde Gefira ya que probablemente no encontremos lugar para aparcar el coche.
Ocasionalmente hay un servicio de autobús, aunque realmente no es indispensable.
La entrada por la puerta fortificada de la muralla permite acceder directamente a la calle principal.
Esta vía está rodeada de recias casas de dos pisos y la mayoría de ellas están dedicadas a negocios turísticos.
Iglesia de Christos Helkomenos en Monemvasía
Se llega entonces a la plaza principal, donde se encuentra la iglesia de Christos Helkomenos, el templo principal de Monemvasía.
El campanario, de estilo italiano, fue levantado en el segundo periodo de dominación veneciana.
En la misma plaza se encuentra el museo arqueológico local, ubicado en una antigua mezquita, y la antigua residencia del Obispo de Monemvasía.
Desde aquí lo mejor es vagar sin rumbo por las callejuelas de alrededor que suben y bajan y muchas veces se convierten en pasadizos, dejándose sorprender a cada vuelta por diferentes lugares muy atractivos.
Probablemente acabaremos regresando a la plaza varias veces en este recorrido.
En algún momento encontraremos la puerta sur de la muralla, la cual se abre directamente al mar. Es un rincón muy sugestivo, y se puede subir a lo alto de esta parte de la muralla y recorrerla en parte.
Ermita bizantina de Panagia Chysaphitissa en Monemvasía
Más adelante se llega a un gran espacio abierto al lado de la muralla.
En este lugar destaca la iglesia blanca de Panagia Chysaphitissa, que es como una ermita bizantina completamente encalada.
Desde esta zona se puede salir del recinto amurallado por la puerta oriental. En el exterior sólo hay roca y mar y un sendero permite llegar enseguida al faro.
De vuelta al interior empezamos a subir lentamente, y en el camino encontraremos distintas iglesias, como la de Agios Nikolaos, y varias más que no se sabe a quién estaban dedicadas.
La subida hacia la parte superior del promontorio, donde se encontraba la Ciudad Alta, hay que tomársela con tranquilidad ya que la cuesta es muy pronunciada y el suelo muy irregular.
Es el momento de recordar el consejo habitual de llevar un calzado cómodo y resistente, y, sobre todo en verano, ir bien protegido contra el sol.
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Siempre hay que llevar algo de agua, aunque seguro que antes de emprender la subida nos detendremos en algún café.
Hay varios con terrazas muy atractivas desde donde se tienen excelentes vistas de la parte baja de la ciudad y el mar que se extiende hasta el horizonte.
La subida, como ya se ha dicho, hay que tomársela con tranquilidad. Hay que evitar esfuerzos innecesarios y, sobre todo, disfrutar del panorama que se va abriendo a cada paso.
En un momento se distingue una vereda que conduce, hacia la derecha, a una minúscula capilla que se abre en la pared vertical.
El camino hacia la parte superior tiene que atravesar dos puertas, desde donde se defendía la ciudad en caso de ataque.
Mejores vistas panorámicas de Monemvasía
Al llegar a lo alto hay una especie de terraza desde donde uno se asoma al infinito y la vista vuela sobre los tejados de Monemvasía.
Esta parte superior está salpicada de restos de edificios, muchos en ruinas.
Aunque la tendencia natural sería dirigirse directamente hacia Santa Sofía, lo mejor es girar a la derecha para luego disfrutar de una vista asombrosa de esta iglesia que se asoma al precipicio.
Iglesia de Santa Sofía en Monemvasía
Santa Sofía es la principal iglesia de Monemvasía y está relativamente bien conservada porque se convirtió en mezquita tras la ocupación otomana.
La iglesia es bizantina, del siglo XII, aunque con añadidos venecianos.
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En su interior destaca la cúpula, los capiteles de las columnas y, sobre todo, los frescos que aparecen en diferentes paredes.
Si se dispone de tiempo, todavía es posible subir hasta lo alto de la roca, donde se encontraba el castillo, y al descender hay dos posibilidades.
Por un lado podemos entrar de nuevo en la Ciudad Baja, pero también tomar un sendero hacia la derecha y regresar hacia Gefira caminando tranquilamente por la ladera evitando así el tráfico de la carretera.
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