Estamos ante nuestro último día completo en Nueva York y el final de nuestro road trip a través de los Estados Unidos y Canadá.
Tras desayunar en nuestro Bread Factory, nos dirigimos al Empire State Buiding con las entradas ya adquiridas en el hall del hotel, famoso rascacielos que está situado únicamente a dos manzanas del hotel.
El Empire State es un rascacielos de estilo art deco situado en la intersección de la Quinta Avenida y West 34th Street, en el centro de la isla de Manhattan.
Su nombre deriva del sobrenombre por el que se conoce al Estado de Nueva York. Cuando se construyó en 1931, se convirtió en el edificio más alto del mundo durante más de cuarenta años, hasta que 1972, cuando se completó la construcción de la torre norte del World Trade Center.
El Empire State ha sido considerado por alguna institución como una de las maravillas del mundo moderno
Tras la destrucción del World Trade Center en los atentados del 11-S, el edificio Empire State se convirtió de nuevo en el edificio más alto de la ciudad de Nueva York, y el segundo edificio más alto en los Estados Unidos.
El edificio se eleva hasta 381 metros en el 102 piso, y su altura estructural total, incluyendo la antena de difusión, alcanza los 443 metros. El Empire State dispone de 67 ascensores.
Cuando llegas al vestíbulo de este rascacielos, compruebas que tiene una altura de tres niveles, y en el destaca un relieve de aluminio del rascacielos con antena incluida.
Para subir a la terraza del Empire State, tienes un primer tramo en ascensor hasta el piso 86, y después has de coger otro ascensor hasta el mirador en el piso 102.
Las vistas panorámicas desde arriba es espeluznante, con enormes rascacielos que se quedan a menor altura. Se divisan claramente muchos kilómetros de distancia y de forma nítida, en un día claro, todo Manhattan, Brooklyn, y otras zonas de Nueva York. En nuestra visita estuvimos durante más de una hora dando vueltas al mirador.
Para evitarnos la cola del ascensor que nos ha de bajar de nuevo hasta el piso 86, decidimos hacerlo caminando por una escalera interior. En dicha planta ya cogimos el ascensor directo a la planta baja donde estuvimos viendo el mural en relieve y visitando la tienda de souvenirs.
Tras salir del edificio, paseamos un buen rato por la zona y en tiendas de recuerdos compramos unos imanes y alguna otra cosa para regalar a los amigos y familiares. Comimos en un buen y acogedor restaurante griego.
Después de la comida fuimos al hotel donde nos conectamos a internet un buen rato para descargar las fotos, ordenarlas y enviarlas a familiares y amigos, y por otro lado, imprimir las tarjetas de embarque de nuestro vuelo de regreso a la península.
También tuvimos tiempo para preparar las maletas, y a media tarde dimos un nuevo paseo hacia Times Square a modo de despedida de esta gran manzana. Estuvimos casi tres horas sentados en la escalinata roja mirando y mirando todo lo que ocurría; y ocurrían muchas cosas, permanentemente pasaba algo diferente.
Finalmente, y para completar nuestra última jornada en Nueva York, fuimos en metro a cenar al restaurante hindú que tanto nos gustaba. Ya solo nos faltaba coger el vuelo de regreso al día siguiente.
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