Paseo por 5ª Avenida y South Street Seaport (Nueva York)

Ya se va acercando el fin de nuestro viaje costa a costa por Estados Unidos y Canadá, y hoy tenemos una nueva jornada en Nueva York.

Tras desayunar en nuestro ya apreciado Bread Factory, cogimos el metro hasta la parada más cercana al edificio Dakota. Repetimos, aunque esta vez con más calma y menos emociones que el otro día, el recorrido de John Lennon.

Así, estuvimos un buen rato sentados en ese lugar triste de Central Park donde está el famoso mosaico que pone Imagine, y que es conocido como Strawberry Fields.

Atravesamos Central Park a lo ancho, recorriendo rincones que no habíamos visitado en nuestra primera visita del parque.

Pasamos junto al estanque donde hay críos con barquitos de motor o vela con mandos a distancia.

Había bastante gente descansando en el césped, bordeamos el Zoo que también está en el Central Park y volvimos a salir a la 5ª Avenida.

Allí paseamos por la zona y pudimos ver carruajes tirados por caballos para recorridos turísticos; el Hotel Plaza, la fantástica tienda Apple donde entramos a ver las últimas novedades; la Trump Tower donde entramos a ver el edificio por dentro y mirar los escaparates del las tiendas que hay en el interior, todas de lujo, todas carísimas.

Siguiendo por la 5ª Avenida nos paramos enfrente de Tiffanys, y más adelante vimos catedral católica de San Patricio. Todo rodeado de un skyline de enormes rascacielos.

Desde allí cogimos el metro hasta el Sea Port.

South Street Seaport es una zona histórica y turística de la ciudad de Nueva York, situada en el sureste de Manhattan, muy cerca del puente de Brooklyn, y adyacente al distrito financiero de Wall Street, aunque es un barrio muy diferenciado.

Se encuentran edificios comerciales de comienzos del siglo XIX, un mercado de pescado y galerías comerciales con tiendas, restaurantes y bares.

A lo largo de esta zona portuaria amarran grandes veleros, así como algún barco-museo.

Desde el muelle se tiene unas excelentes vistas sobre el puente de Brooklyn.

Comimos en un pub inglés del Sea Port, donde había otro bacon con graciosas palmeras de plástico y una zona de arena que emulaba una playa caribeña.

Tras un paseo por la zona admirando los barcos, las tiendas y los diversos espectáculos callejeros, caminamos hacia Wall Street durante a una media hora para coger el metro y dirigirnos de vuelta al hotel.

En el hotel descansamos un rato y decidimos ir a cenar a nuestro restaurante hindú, pero antes nos acercamos a ver el edificio Fuller o edificio Flatiron, como es más conocido.

Se trata de un rascacielos centenario situado en Manhattan que llegó a ser uno de los edificios más altos de Nueva York cuando finalizó su construcción en el año 1902. Recibió su nombre oficial de George A. Fuller, fundador de la empresa constructora que financió la obra y que había fallecido en el 1900.

El Flatiron se encuentra en una manzana triangular, limitada al sur por la Calle 22, al oeste por la Quinta Avenida y al este por Broadway.

Estas dos últimas calles confluyen delante del edificio con la Calle 23, a la altura de Madison Square.

El vecindario que lo rodea recibe el nombre de distrito Flatiron en su honor.

La característica más destacable, aparte de su virtudes arquitectónicas, es que, para adaptase al terreno y al diseño de las calles, el edificio acaba formando una esquina realmente estrecha y acabada casi en punta.

Paseamos por ese barrio que parecía muy completo y acabamos cenando en el restaurantye hindú “Curry in a Hurry”. ¡Toma nombre!

Esto ya sea acaba y estamos un poco depres.

Esta sensación de turistas, después de sesenta y tantos días crea hábito y nos entristece un poco, pero a mal tiempo buena cara y que nos quiten lo bailado.