Estados Unidos

Consejos para comprar en Supermercados en Estados Unidos

Centro comercial en Dakota de Norte en Estados Unidos
Centro comercial en Dakota de Norte en Estados Unidos
La experiencia de comprar en supermercados, con sus precios, durante el road trip viaje costa a costa por Estados Unidos

Hoy es el tercer día consecutivo de “caminante, se hace camino”. Son 530 kilómetros a recorrer entre Jamestown, en Dakota del Norte, a Minneapolis, en Minnesota, en nuestro ya largo viaje costa a costa por Estados Unidos y Canadá.

Cruzar el Medio Oeste canadiense sur y norteamericano norte es un recorrido donde el aliciente es eso: hacer el recorrido. Como en muchas circunstancias, hay momentos donde estás más solo que otras, donde la carretera sigue viva, donde fluyes hacía ti mismo.

Es como duras etapas del Camino de Santiago, solo que en coche; te cansas menos los músculos por no caminar pero la mente echa humo.

Pasamos bajo la lluvia por Fargo, ciudad que se hizo famosa por ser el título de una película de los hermanos Coen la cual en su día me gustó bastante.

Llegamos al hotel, comimos en un cercano restaurnte Dennis, y nos quedamos toda la tarde en la habitación descansando… y descansando… y descansando.

Aprovechasmos para ver gracias a Internet la película Fargo, de 1996 dirigida, escrita y producida por Joel e Ethan Coen, la cual obtuvo dos premios Óscar. Como curiosidad, ninguna de las escenas, exteriores o interiores, fueron rodadas en la ciudad que la da nombre, Fargo.

Como reflexión del día, señalar que siempre hemos considerado que es interesante y enriquecedor el visitar y conocer los centros comerciales, los denominados “malls”, pasear por las zonas comerciales de las poblaciones visitadas, y visitar los supermercados que forman siempre parte de la cultura local.

Los supermercados emiten las típicas tarjetas de de fidelización del cliente, las cuales se pueden sacar al momento: solo necesitan un nombre y ya está.

Yo me la saqué la tarjeta de fidelidad en un Safeway pues son muy útiles, pues en multitud de artículos hay un precio para el cliente con tarjeta, y otro, bastante más caro, para el cliente sin tarjeta.

Una característica negativa desde mi opinión, es que en muchos establecimientos, supermercados o gasolineras los precios marcados son sin impuestos.

La sorpresa te la llevas en caja, cuando a los precios indicados les añaden alrededor de un 10 por ciento (aunque este porcentaje es variable) por impuestos locales, de ventas, impuestos del Estado, etc…

En un país donde todo es (o pretende ser) fácil, sencillo, directo, no acabamos de entender por qué una Coca Cola que, por ejemplo, se anuncia a 0,99$ como gran oferta, luego en caja cuesta 1,11$.

Otra peculiaridad negativa es que no en todos los lugares que nos puedan parecer obvios venden alcohol y cervezas.

En más de un gran supermercado no existe nada, nada de alcohol o parecido. Nunca hemos sabido si era por legislaciones locales, del Estado en cuestión o de los mismos propietarios del establecimiento.

Me imagino que existe la libertad individual del empresario de vender o no alcohol, pero este puritanismo, en general, nos parece raro y más en Estados Unidos.

Acerca del autor

Salvador Samaranch

Salvador es un gran viajero y colaborador de Guías Viajar, donde con una serie de artículos nos cuenta la gran experiencia de su viaje Costa a Costa por Estados Unidos y Canadá

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