Qué ver en Candeleda (Ávila), pueblo bonito con arquitectura tradicional

Candeleda siempre ha estado considerado como uno de los pueblos más bonitos de la provincia de Ávila.

Situado en la vertiente sur de Gredos, disfruta de un clima más cálido que los pueblos situados en la cara norte de esta sierra, la más alta del Sistema Central.

Por eso Candeleda, igual que la cercana Arenas de San Pedro, han crecido hasta convertirse en los principales centros del turismo en esta comarca situada a los pies de Gredos.

Desde Candeleda, que se encuentra a una altitud de poco más de 400 metros sobre el nivel del mal y goza de un clima cálido, es muy fácil adentrarse en la Sierra de Gredos.

De hecho, la cima del Pico Almanzor, el más alto de todo el Sistema Central, se encuentra en el término municipal de Candeleda, justo en el límite con el de Zapardiel de la Ribera.

Dónde está y cómo visitar Candeleda

El camino hacia Candeleda, si venimos desde la A-5, nos ofrece una buena vista de Gredos y sus altas montañas como escenario donde se encuentra esta población.

Pero además de su relación directa con las montañas, y por diferentes razones, Candeleda ha estado siempre muy relacionada con otras comarcas toledanas y cacereñas, ya que estas provincias están muy cercanas.

Por eso, en una escapada de fin de semana o de puente, la visita a Candeleda se puede combinar fácilmente con la de Oropesa, Talavera de la Reina, la ya mencionada Arenas de San Pedro o incluso con los pueblos de la Vera o el Jerte.

Aunque esta zona ha sido habitada desde la más remota antigüedad, y de hecho a pocos kilómetros se puede visitar el yacimiento arqueológico del poblado vetón del Castro del Raso, toda esta comarca empezó a desarrollarse después de la conquista de Toledo por Alfonso VI.

Aunque fue tierra de frontera con territorios musulmanes cercanos, durante siglos acogió a una pequeña comunidad judía.

Qué ver y hacer en la visita de Candeleda

De siglos pasados Candeleda conserva un buen conjunto de arquitectura popular, que se puede ir descubriendo en un paseo por el casco histórico.

Un buen lugar para iniciar el recorrido es la Plaza Mayor.

Casa de las Flores en Candeleda

Aquí se encuentra el edificio del Ayuntamiento, pero seguro que la llamada Casa de las Flores despierta más interés en los visitantes.

La Casa de las Flores es uno de los mejores ejemplos de arquitectura tradicional que vamos a encontrar en Candeleda.

Además, al estar situada en una plaza y no en una calle estrecha, es más fácil de observar y apreciar.

Vemos que sigue el esquema tradicional de planta baja de piedra, mientras que los pisos superiores son muros de entramado de madera y ladrillo o adobe.

Toda la fachada muestra balcones corridos, que en este caso están además llenos de macetas con flores, y de ahí su nombre.

Museo del Juguete de Hojalata en Candeleda

Un atractivo añadido de la Casa de las Flores es que se puede visitar ya que alberga el Museo del Juguete de Hojalata.

Tiene miles de piezas en exposición, tanto antiguas como modernas.

Una visita al museo permite además observar el interior de una casa tradicional.

Se cree que este edificio fue construido a finales del siglo XIX, así que no es de los más antiguos de Candeleda, pero en las calles cercanas sí vamos a encontrar casas con bastantes más años.

Museo Etnográfico en Candeleda

En la cercana calle Corredera se encuentra la Oficina de Turismo ubicada en el Museo Etnográfico, así que la visita sirve para aprender sobre la historia y las costumbres de la zona y para conseguir información práctica para nuestra visita.

En este museo se muestran algunos de los hallazgos del Castro del Raso.

Por esta parte, lo mejor de Candeleda es pasear sin rumbo fijo, buscando detalles de la arquitectura tradicional, ya sean los balcones de madera, algunos blasones en las paredes o detalles que nos hablan de la pasada grandeza de algunos habitantes de esta población.

Carteles con cantares tradicionales y citas literarias

Una curiosidad que vamos a encontrar por todas partes son placas o azulejos en los que aparecen cantares tradicionales, coplas o dichos populares, algunas veces referidos a la propia calle donde se encuentran.

También hay algunas citas literarias o comentarios de autores conocidos sobre Candeleda, como de Camilo José Cela.

Cela reflejó su paso por Candeleda en su libro de viajes Judíos, moros y cristianos. Ésta es la razón por la que hay una calle dedicada al Nóbel gallego.

Otro detalle que llama la atención es que todavía se conservan en las calles los pequeños canales por donde corría el agua hace siglos.

Callejeando por esta zona seguimos encontrando detalles interesantes, como la llamada Casa de la Judería, donde se dice que se estableció un tribunal de la Inquisición.

Iglesia de la Asunción, gótico rural en Candeleda

Por estas calles en cuesta se llega en algún momento a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.

Es una obra del gótico rural en donde destaca la portada.

Ocupa uno de los puntos más elevados del pueblo, y si la rodeamos, vemos una perspectiva de las cimas de Gredos, que habían desaparecido de nuestra vista desde que nos habíamos metido en su laberinto de callejuelas.

Si volvemos hacia la Plaza Mayor, encontraremos otros lugares que nos hablan de la vida diaria de Candeleda.

Plaza del Castillo, ambiente de bares y terrazas

Por ejemplo, la Plaza del Castillo, uno de los lugares de reunión local, con sus bares y terrazas.

Al lado, en la rotonda, destaca un pequeño monumento a la cabra hispánica, uno de los animales más importantes de la Sierra de Gredos, alguno de cuyos ejemplares seguramente veremos si hacemos alguna excursión por la montaña.

Unas palmeras nos indican que en esta zona las temperaturas pueden ser bastante cálidas aunque nos encontremos al pie de la sierra.

Hay otros lugares que podemos conocer a poca distancia.

Uno de ellos es el Rollo Jurisdiccional, que se encuentra junto a la ermita de San Blas. Ambos están muy cerca del río Garganta de Santa María.

Sobre el río también veremos el Puente Viejo.

A pesar de su nombre, no es especialmente antiguo ya que es de principios del siglo XX, y su apelación tal vez se deba a que se encuentra junto al moderno puente por el que pasa la carretera que va a Madrigal de la Vera.