Todo el mundo sabe que es bueno hacer ejercicio para mejorar la salud y mantener el estado físico, y la práctica habitual del deporte es la mejor forma de facilitarlo.
Pero por distintas razones no todo el mundo practica deporte o hace el ejercicio mínimo conveniente. ¿Sabías que hacer un viaje de turismo puede ser una buena forma de hacer el ejercicio que necesitas?
Personalmente he hecho deporte durante muchos años, pero recientemente he dejado de practicarlo.
Sin embargo, los viajes se han convertido en la mejor forma de hacer el ejercicio mínimo que necesito y que es bueno para mi salud, además de contrarrestar el sedentarismo propio de la vida en la ciudad.
Más allá de las palabras, lo cierto es que habituado desde hace años a practicar el deporte con pulsómetro y banda de frecuencia.
En la actualidad la pulsera de actividad se ha convertido en un complemento viajero que me permite monitorizar el ejercicio que realmente realizo durante los viajes.
Te puedo decir que en un viaje se puede hacer el ejercicio diario que realmente necesitas, y así lo vengo comprobando en mis últimos viajes, como el que recientemente he realizado a la Costa Brava.
En concreto, por término medio durante el viaje he recorrido entre 12.000 y 14.000 pasos al día, superando sin problema el objetivo mínimo diario de 10.000 pasos.
A partir de la experiencia de estos viajes te voy a dar unos sencillos consejos para hacer ejercicio en tus viajes.
Senderismo y paseos urbanos
Si eres un apasionado del turismo de naturaleza y de las grandes caminatas, seguro que en tus viajes las largas jornadas de senderismo tienen un protagonismo destacado.
¿Pero si no es así, y en cambio eres aficionado al turismo más cultural y urbano?
Pues para hacer el ejercicio que necesitas debes tratar de andar lo más posible, por ejemplo, limitando el uso del transporte público, a menos que sea imprescindible.
A este respecto, si viajas en coche, como hago habitualmente, lo conveniente es aparcarlo en las zonas exteriores al centro urbano que vas a visitar para, de este modo, obligarte a andar para llegar a los monumentos o rincones más destacados.
Por ejemplo, en ciertos países europeos como Gran Bretaña es habitual que en las entradas de los pueblos se habiliten aparcamientos para los visitantes, a la vez que se limita el acceso de vehículos al centro.
En tu objetivo de hacer ejercicio durante tu viaje, no veas esto como un inconveniente sino como una «invitación» a pasear.
Subir a miradores, torres y campanarios
Siempre que llego a una ciudad o un pueblo para visitarlo, me gusta buscar un mirador que me ofrezca las mejores vistas panorámicas. En muchos casos esto implica subir largas cuestas con la pertinente exigencia física.
Pero como sin duda haces realmente ejercicio es subiendo escaleras…y qué mejor que subir a la torre de un castillo o lo alto de un campanario de una iglesia.
A este respecto, aún tengo en mi memoria el esfuerzo que supuso ir subiendo sucesivamente a las numerosas torres del castillo de Conwy al norte de Gales.
O como récord subiendo a torres de una iglesia, sin duda, el ascenso hasta el mirador de la cúpula de Brunelleschi en el Duomo de Florencia, en la Toscana italiana.
Apuntarte a actividades
Apuntarte a una actividad turística puede ser también una forma de hacer el ejercicio que necesitas durante tu viaje.
No tiene por qué ser una actividad con gran exigencia física, pero, por ejemplo, la visita del centro de una ciudad en un tour en bicicleta o segway te ayudará a cumplir tu objetivo diario.
Ahora bien, si te apuntas a un cursillo de surf, a una caminata con raquetas de nieve o a la actividad turística del descenso del Sella en canoa, tienes el ejercicio asegurado.
Monitorizar el ejercicio
Durante tu viaje la sensación de cansancio tras una larga caminata o una completa jornada viajera te dirá que has hecho ejercicio.
Pero si quieres saber realmente cuánto, y también confirmar si has alcanzado unos objetivos mínimos, se hace imprescindible contar con un dispositivo para monitorizarlo.
Durante el citado viaje a la Costa Brava para monitorizar el ejercicio he utilizado el smart watch Fitbit Blaze en un nivel básico de uso, sin entrar en prestaciones más propias del control de un plan de entrenamiento.
El Fitbit Blaze muestra la imagen de un moderno reloj de pulsera que sobre todo te ofrece una amplia información del ejercicio que haces cada día, desde los pasos que das, la distancia que recorres o las calorías que quemas, hasta o la calidad del sueño.
Y sin duda a destacar la información de la frecuencia cardiaca de una forma mucho más cómoda que con la cinta en el pecho que he utilizado durante muchos años para hacer deporte, así como el seguimiento de todos los datos a través de la aplicación móvil.
De esta forma he comprobado que en los momentos con mayor «exigencia física» durante el viaje como, por ejemplo, subir las larguísimas escaleras de la catedral de Girona o a lo alto del castillo de Tossa de Mar, aunque sintiera cansancio, en ningún caso me llevó a superar las 97 pulsaciones.
En suma, ten claro que siguiendo unos sencillos trucos, viajar también puede ser una buena forma de hacer el ejercicio que necesita tu salud.
Deja una respuesta