Cómo visitar el Monte Shasta, gran volcan dormido en California

En nuestro road trip costa a costa por Estados Unidos, hoy dejamos San Francisco en ruta hacia el norte.

A media noche hemos acercado al aeropuerto a nuestros amigos Dolors y Miquel, por lo que nos ha tocado descansar en dos partes, más mal que bien, de forma que esta jornada la iniciamos de nuevo solos Aurora y yo.

Lo hemos pasado realmente bien con esta gran pareja, compartiendo una parte realmente preciosa de nuestro itinerario desde Phoenix a San Francisco.

Hemos recorrido juntos, entre otros lugares, el Monument Valley, el Gran Cañón, Las Vegas, Los Angeles, el parque de las Secuoyas y San Francisco y sus alrededores.

Quince días “to remember forever”.

En esta jornada de transición hacia el norte, atravesamos toda la California que nos quedaba, casi 600 kilómetros por parajes llenos de bosques, montañas y lugares fabulosos para aficionados a la montaña.

La autopista cruzaba junto grandes montañas, en un continuo subir y bajar, con unas vistas inmensas de vegetación que parece inabarcable y inexplorada.

Qué ver en Shasta

Durante la ruta nos hemos desviado de la carretera para visitar el Bosque de Shasta, un parque nacional con extensos bosques y lagos.

En estos últimos había bastantes puertos deportivos donde la gente llegaba con sus enormes pick-ups y/o motorhomes con grandes lanchas remolcadas que descendían fácil y rápidamente al lago.

Otros visitantes hacian picnic en barbacoas en los lugares habilitados al efecto.

Realmente la infraestructura recreacional del país es una maravilla y el poder adquisitivo de la gente es bestial, por la gran cantidad de gente que se lo puede permitir.

En el tramo final de nuestra ruta de hoy hemos pasado junto al Monte Shasta, un volcán dormido que suele entrar en explosión cada 600 años (la última fue hace unos 200 años).

Según la mitología de los pueblos locales, los grandes glaciares de la montaña son “las marcas de los pies de Dios cuando un día vino la Tierra“.

En el Monte Shasta ocurre un extraño fenómeno:  en los últimos 60 años, los glaciares casi han doblado su tamaño, en contra de la tendencia general resultado del calentamiento global.

El Monte Shasta (“Montaña Blanca”) tiene 4.322 metros de altura.

Es el volcán de mayor volumen de la cordillera y no está conectado a ninguna montaña cercana.

Se eleva abruptamente y se encuentra cerca de 3.000 metros por encima del terreno circundante.

La montaña ha atraído la atención de los poetas, autores y hasta de presidentes.

Así, el que fuera presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, dijo: “Considero que el crepúsculo de la tarde en el monte Shasta ha sido una de las más grandes visiones de las que he sido testigo”.

Mt Shasta City y Dunsmuir, los pequeños pueblos situados cerca de la base occidental de Shasta, son puntos neurálgicos para muchas religiones, que van desde un monasterio budista (Shasta Abbey) hasta los rituales actuales de algún grupo de indios nativos americanos.

“I am Activity” de Guy Ballard, y la “Prophet Universal and Triumphant Church” de Elizabeth Clare, son probablemente los más conocidos entre los numerosos grupos que participan en la herencia espiritual del Monte Shasta.

Hacía las 19 horas llegamos al hotel en Yreka, localidad al norte de California, muy cerca ya del estado de Oregon, una pequeña población de unos 8.000 habitantes.

En resumen, ha sido un día muy agradable, de carretera, pero con un gran paisaje, cambiante y atractivo. Gran contraste en comparación con San Francisco. Temperatura elevada, unos 36º.

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