En nuestra ruta por el este de Canadá, en el viaje costa a costa, hoy toca visitar Ottawa.
Tras salir del hotel, nos dirigimos al otro lado del río por el Puente Alexandra.
Mientras intentamos localizar cómo llegar al puente, pasamos por una zona verde, despejada, junto a la que se concentran en lugares privilegiados bastantes embajadas, muy especialmente las de los países árabes del Golfo Pérsico.
A través del puente llegamos a la provincia de Quebec, ya zona francesa, y que en realidad es una isla: la isla de Hull.
Así es la experiencia de un paseo por Ottawa
Nos dirigimos al museo canadiense de la Civilización, que está situado en un parque muy bien cuidado junto al río Ottawa, con vistas fantásticas al centro de la ciudad y el gran edificio del Parlamento de Canadá justo enfrente.
Pensábamos entrar en el museo, sobre cuya temática y contenidos nos hacemos una idea revisando la exposición de la entrada, pero finalmente decidimos no visitarlo pues pensamos que por el precio algo elevado de la entrada quizás no valga la pena.
A cambio, estuvimos paseando un largo rato por las diferentes zonas de los jardines que lo rodean, donde vimos una exposición de esculturas bastante originales clavadas en la hierba.
También pudimos visitar una plaza situada sobre un restaurante de cierta calidad que en esos momentos, por la hora, estaba cerrado.
A destacar el grupo de banderas de todas las provincias canadiense que estaban ondeando, junto a las que había un display donde se explicaban las principales características de cada provincia.
A este respecto, te recuerdo que en Canadá hay 10 provincias y tres territorios.
Lo cierto es que el diseño exterior del museo canadiense es realmente original.
También hay un bonito jardín zen, por el cual dimos un largo paseo disfrutando de las vistas a los puentes que cruzan el río, y viendo en la otra orilla la panorámica del centro downtown de la ciudad de Ottawa.
En nuestro paseo también hemos podido ver el monumento a Maurice Richard, quien había sido un jugador leyenda del hockey hielo canadiense, quien falleció en el año 2000 a los 79 años de edad.
Se trata de una enorme estatua que muestra a a este jugador a un gran escala, yo diría que tres veces la normal, sobre sus patines y su stick en una postura típica de este deporte.
Varios parterres de flores de colores muy bien cuidados, con un contraste de colores que llamaba la atención adornan los jardines.
En otro lugar del parque se repetía la historia de unos mástiles con todas las banderas de todas las provincias y territorios canadienses.
Muchos patos caminaban en grupo por el césped cerca del río. En suma, una ambiente casi idílico.
De vuelta hacia el coche, nos adentramos más por la parte residencial de la zona, donde había varias iglesias de diversos credos cristianos, algún colegio religioso, algún restaurante y, sobre todo, preciosas casas de madera, cada una con sus colores y con sus diferentes formas, que nos parecieron muy originales.
Volvimos a cruzar el puente de vuelta a la provincia de Ontario, y pudimos ver algunos monumentos dedicados a los soldados canadienses caídos en las diversas guerras. Vimos también desde el exterior el edificio del Museo de la Galería Nacional.
De esta forma dimos por finalizada esta rápida visita de Ottawa y decidimos dirigirnos a Montreal por la carretera 148.
En ruta, toda por la provincia de Quebec, pasamos por pueblos realmente preciosos, como Thurso, Plaisance, Papineauville, Montebello, Grenville, Hawkesbury, todos a orillas de ríos y pequeños lagos pequeños.
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Como era sábado, había bastante animación en las calles de estos pueblos. Hemos visto iglesias pequeñas, cementerios bien ordenados, grupos de personas con sus canoas, otros con sus bicis, bastante gente caminando y haciendo senderismo.
Pudimos comprobar que los canadienses, en general, son bastante deportistas, que las infraestructuras están muy bien acondicionadas para su práctica, y la gente las utiliza.
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